17 marzo 2025

Joven cruceño innova en su doctorado en Japón con mano robótica de materiales blandos y flexibles aplicada en la salud

 Arquímedes dijo una vez: "Dadme una palanca y un punto de apoyo, y moveré la Tierra", esa es una de las premisas que mueven a los de espíritu curioso y creador. Y René Manuel es uno de ellos. Ya es un ingeniero mecatrónico -se graduó de la EMI- y partió a Japón para seguir aprendiendo, cursó una maestría y ahora un doctorado, desde donde puede impulsar al mundo hacia una dirección mejor, su apuesta es la tecnología revolucionaria y las soluciones innovadoras.

El interés por crear cosas nuevas a partir de piezas y darles vida mecánica, que celebraban sus padres y amigos, no se dio en un momento en concreto, sino que fue creciendo de a poco. Así lo describe René Manuel Suárez Flores (25), que siempre tuvo un promedio bueno, pero no hasta el punto de ser sobresaliente, eso ocurrió recién cuando cambió de colegio, en quinto de primaria. En el colegio Británico un profesor en particular hizo la magia de que le gustaran las matemática. "Desde ese momento empecé a participar más en olimpiadas de física, biología y a leer más. Después vinieron las ferias de robótica que me hicieron ver las infinitas posibilidades y aplicaciones que esta tiene en el mundo", nos cuenta mientras sus orgullosos padres disfrutan su relato.  

Su vida ahora transcurre en Kyoto (Japón), más que nada dentro de los muros de la Kyoto University of Advenced Science, donde puede pasar hasta 12 horas al día entre clases (las cursa, pero también es ayudante de cátedra) y el laboratorio multirracial del que forma parte, bajo la mirada atenta de su supervisor, Sajid Nisar, un profesor y científico paquistaní cuyas áreas de trabajo son la robótica médica, sistemas hombre-máquina impulsados ​​por IA, hápticos (tecnología que transmite información táctil), manipuladores y actuadores blandos (elementos que en lugar de los metales duros, se pueden implementar en robótica con igual o mejor éxito).

Primero cursó una maestría y ahora un doctorado en Mecahanical and Electrical Systems Engineering, que en español sería Ingeniería en Sistemas Mecánicos y Eléctricos, con especialización en Robótica.

Está en Santa Cruz de vacaciones, arropado por sus padres en su hogar, por la zona de Infocal. Su madre, Mary Deisy Flores, está encantada, no lo tiene cerca muchos meses del año, y su padre, René Manuel Suárez Ribera, trabaja en EEUU gran parte del año. Que estén todos reunidos y haber coincidido es objeto de una gran alegría hoy.     


Tres pinzas de silicona que se inflan con aire comprimido, son flexibles y se colocan en un brazo robótico. Juntas pueden mover objetos, este proyecto fue parte de su maestría. En la foto se ve las pinzas de material blando levantando una naranja de la mesa para colocarla en otro lugar. El material no es metálico, pero a pesar de ello, sí tiene precisión. 

 -Estudiar Ingeniería Mecatrónica fue tu primera opción, ¿o lo tuviste que pensar dos veces?

Yo quería estudiar Robótica y la EMI era una muy buena opción para estudiar algo muy parecido, que es la Ingeniería Mecatrónica (rama de la ingeniería que combina la mecánica, la electrónica, la robótica, los sistemas de computación y la fabricación). 

-¿Tenías muchos compañeros en esa carrera? 

Al iniciar éramos alrededor de 23, pero finalizamos 13. 

-¿Cuáles fueron tus primeras dañineras? ¿Qué cosas fueron las primeras que creaste? 

Durante el colegio hacía proyectos pequeños. Una vez hice un generador utilizando un CD, de esos para ver películas, y unos imanes, que hacían que el CD gire y prendía un foquito LED. Ya al finalizar la secundaria hice un robot, tipo pelota, que giraba y era controlado por el teléfono. Eso, la verdad, lo hice siguiendo tutoriales de internet y no tenía mucho conocimiento en realidad de por qué funcionaba o cómo funcionaba. Pero una vez en la universidad entendí un poco más del concepto y ya pude aplicarlo mejor. 

Uno de los primeros proyectos que hice durante la universidad fue una máquina para alimentar animales, era automática, los animales se acercaban y directamente dispensaba la cantidad de comida necesaria para mantener la comida fresca. 

-¿En qué momento de tus estudios universitarios se dio la oportunidad de ir a Japón?  

Siempre tuve interés en estudiar en el exterior. No tenía seguro a qué país me quería ir, pero cuando tenía 15 años, aproximadamente, empecé a estudiar japonés. Entonces, Japón se hizo un destino más sólido que otros países. Una vez terminé la carrera universitaria se dio la oportunidad de encontrar esta universidad en Japón. Se llama Kyoto University for Advanced Science. Es una universidad privada. También hay otra universidad que solo se llama Universidad de Kyoto. 

-¿Para ir a esta universidad privada de ciencia avanzada obtuviste beca? 

Sí, realicé todo el proceso de aplicación, mandé mi propuesta para investigación y tuve varias entrevistas con los docentes. Así obtuve una beca al 30%. 

-¿Desde cuándo estás en Japón? 

Yo me fui a Japón en septiembre de 2022 para cursar una maestría de Ingeniería en Sistemas Mecánicos y Eléctricos, con especialización en Robótica.

-¿Es cierto de que trabajás en una especie de laboratorio multirracial? 

Sí, exactamente. El laboratorio en el que yo estoy es de robótica enfocada hacia beneficiar al ser humano. Tengo colegas de Asia y de América Latina. Convivir en un laboratorio con personas de diferentes partes del mundo y con diferentes experiencias culturales me ayudó a abrir la mente y pensar de una manera diferente para afrontar las cosas, no solo en el día día, sino al momento de innovar o encontrar soluciones para problemas de ingeniería. 

-¿Qué podemos destacar de la cultura japonesa? ¿Hubo un choque fuerte al llegar allá o todo fluyó? 

La cultura japonesa es bastante diferente a la nuestra, especialmente en la forma de expresarse. En nuestra cultura tendemos a ser más expresivos y efusivos, mientras que en Japón la comunicación suele ser más reservada y discreta. Adaptarse a un entorno más tranquilo y donde la gente no comparte sus emociones de la misma manera puede ser un cambio significativo.

Sin embargo, algo que realmente destaca es el respeto y la cortesía en la sociedad japonesa. Las normas de convivencia están muy bien establecidas, y eso se refleja en el orden, la limpieza y la armonía en la vida cotidiana. Todo sigue un sistema muy organizado, lo que hace que la experiencia en Japón sea muy agradable y fluida.

¿Todo lo hacés en idioma japonés? 

Para el día a día, como hacer mis cosas, comprar comida o lo que necesite sí, es en japonés, pero la maestría en sí es un programa en inglés, entonces dentro de la universidad solo hablo inglés. 

-¿En qué consiste tu más reciente proyecto? 

Durante mi maestría trabajé en un dedo robótico blando que usa materiales que son poco convencionales, por ejemplo, puedo utilizar silicona o tela. Si usted piensa en un robot suele asociarlo con metal o plástico, pero estos elementos requieren de muchos sensores para agarrar objetos o para mover brazos. Si bien los materiales duros son bastante precisos, necesitan muchos sensores y una computadora potente para poder procesar mucha información. 

Una manera de reducir eso es utilizar este tipo de materiales blandos porque se pueden adaptar a la forma del objeto que agarran, entonces no se necesitan muchos sensores y por lo tanto, la computadora no requiere mucho poder. Otro beneficio de usar materiales blandos es que le doy más seguridad al usuario y al ambiente, me explico, en el caso de que yo tenga un brazo robótico y haya un error, se puede provocar un accidente, como chocar con una persona. En cambio, al utilizar materiales blandos, incluso existiendo el error, no se va a provocar muchos daños.

-La innovación sería que utilizás materiales blandos y flexibles? 

Varios investigadores anteriormente ya han trabajado en la necesidad de la utilización de este tipo de materiales blandos en manos o brazos robóticos, pero con lo que yo innové es que mi diseño requiere solamente de aire para funcionar y un solo tubo de aire para controlar toda la mano, lo que es bastante cambio, considerando diseños anteriores. 

Eso ayuda a que se pueda utilizar en muchos más ámbitos, por ejemplo para organizar frutas y verduras en un supermercado, para organizar juguetes de un niño en una casa, tiene muchas aplicaciones.

-La publicación que yo leí de tu trabajo en la revista científica IEEE Access, ¿de cuándo es?

Esa revista es mundialmente reconocida, publica artículos de ingeniería aplicada que discuten nuevos experimentos o técnicas de medición y soluciones interesantes para la ingeniería. Mi publicación salió en diciembre, pero es producto de todo mi trabajo durante la maestría, la estuve escribiendo desde mi segundo año y fui puliéndola de a poco. 

-Hace rato mencionabas las funcionalidades que puede tener la pinza robótica flexible como ordenar juguetes o alimentos en un supermercado, ¿me podrías explicar su aprovechamiento en medicina?

La pinza robótica era mi propuesta de la maestría, y al finalizarla me ofrecieron continuar con el doctorado, entonces, ahí presenté una propuesta distinta, que era un instrumento para operaciones de invasión mínima. ¿Cómo se relaciona con la pinza? por el uso de materiales blandos, eso es lo que tienen en común. Imagínese que quieren introducir un instrumento quirúrgico a su cuerpo, que es rígido, puede haber un error y causar algún daño dentro del cuerpo, entonces, mi propuesta es utilizar este tipo de materiales blandos que se adaptan a la forma del cuerpo y si existiera un error médico o de control de la parte robótica, este no va a causar ningún daño severo al cuerpo.

Mi propuesta es un endoscopio que va a ser controlado con una mano con hápticos (simulan sentir, como en realidad virtual) y que va a ayudar al médico que opera a sentir la diferencia entre los distintos tejidos. El endoscopio aún está en etapa de diseño y simulación.

Joven cruceño innova en su doctorado en Japón

Brazo robótico de materiales blandos impresos en 3D, que se coloca en una silla de ruedas para personas con discapacidad motriz. El brazo es blando, por lo tanto, no puede dañar a nadie y toma objetos cuando el que está en la silla así lo requiere. Tiene la ventaja de que se puede replegar cuando no se lo está usando. Tiene un campo de acción de 360 grados. Es de total autoría de René Manuel.

 - Y ahora estás continuando con un doctorado...

Sí, exactamente, voy a continuar con el doctorado (dura tres años) que me va a permitir tener otra beca y esta vez del 100%. 

-¿Cuánto de tu tiempo dirías que invirtís en investigar, estudiar y crear? 

Esa es una pregunta un poco difícil de responder, ya que este doctorado es de tiempo completo, entonces se requiere tener total disponibilidad de tiempo y considerando que el laboratorio está abierto las 24 horas, paso clases, investigo, y soy asistente del docente (en la materia de Introducción a los Manipuladores y Laboratorios de Mecatrónica 1,2 y 3). Divido mi tiempo entre esas tres cosas.

 -Después de cuánto tiempo has venido a Bolivia?

Se podría decir que he venido anualmente, gracias a Dios.

¿Y una vez terminés tu doctorado qué planes tenés? 

Me gustaría continuar con investigación por un tiempo en el exterior, pero muy a futuro, quizá, mi objetivo es volver a Bolivia y compartir lo aprendido con los jóvenes y con cualquier persona que se interese en la robótica, que puede abrir muchas posibilidades. 

-¿En algún momento de tu estadía en Japón has coincidido con algún coterráneo? 

Desafortunadamente no, en la universidad yo soy único boliviano pero hay latinos, he conversado con personas de México Ecuador, Colombia y Brasil porque en su mayoría son de Asia (Nepal, Pakistán, Tailandia). 

-Alguien que esté interesado en seguir tus pasos, ¿con qué elementos tiene que contar para decir yo tengo vocación para esto, o yo lo puedo hacer también?

Yo creo que cualquier persona que tenga un interés en aprender algo nuevo es más que capaz de realizar esta maestría, ya que el deseo de aprender es lo que nos abre la puerta. Si yo quiero aprender algo le voy a poner esfuerzo y me voy a dedicar. 

Hoy en día hay el beneficio de que tenemos internet y hay tanta disponibilidad de materiales que podemos leer. Quizá no tengamos acceso a los equipos u otras cosas, pero siempre hay algo que podemos probar. Es muy importante también pensar fuera de la caja. 

-¿Qué sensación le embarga a una persona que es capaz de crear algo? 

Yo diría que es una sensación bastante difícil de explicar, combina varias sensaciones, tal vez orgullo y confusión, tras ver que a partir de lo más básico se llegó a crear algo. Son varios sentimientos positivos al mismo tiempo. 

- Cuando hacés una exposición de los resultados de tus investigaciones, ¿saben que sos boliviano? 

Estando bastante lejos me sorprende que hay personas que conocen Bolivia, pero hay muchos otros que no conocen y piensan que es un país en África u otro lugar y a veces tengo que explicar en dónde está nuestro país y quedan bastante sorprendidos y con una buena imagen.

-¿Entonces venís a ser como un embajador boliviano allá, no? 

Sí, yo pienso que podría ser un embajador boliviano en la ciencia.


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