Mientras Esteban Melo conversa por internet todas las noches con su abuela que vive en Ecuador, Carlos Ticona llama por teléfono a sus hijos, quienes se encuentran en Bolivia, al menos una vez por semana. España recibió la inmigración en pleno boom tecnológico, una situación, sin embargo, poco aprovechada por los connacionales que residen en el país europeo.
Según un estudio de la Asociación para la Investigación en Medios de Comunicación y la consultora Nielsen, hecha en 2008, los inmigrantes en España hacen el doble de llamadas por celular que los propios españoles; envían dos veces más mensajes de texto y usan más internet, reporta bbcmundo.com.
Pero más allá de estos datos, la realidad del colectivo boliviano parece ser distinta. La mayoría de los nacionales no es de ver crecer a los hijos que dejaron en Bolivia a través del webcam o del Facebook.
“Es la primera vez que lo veo
después de dos años, nos llamamos, pero como él no maneja la computadora, no nos comunicamos por internet”, dijo Fabiola Ticona, de 19 años, luego de haber conversado con su padre en una sesión de videoconferencias organizada por la Asociación de Migrantes Bolivia-España (Amibe), en marzo, en La Paz.
Así como el padre de Fabiola, muchos bolivianos que residen en España, un país en el que el desarrollo tecnológico está a la orden del día, todavía se intimidan ante una computadora.
En razón de lo anterior, el común de los bolivianos no utiliza la internet como medio de comunicación con sus familiares, no obstante de que su uso les resulta mucho más barato que recurrir a una cabina telefónica, cosa que normalmente hacen.
En promedio, una hora de internet cuesta alrededor de 1,50 euros (13,60 bolivianos) y el minuto de una llamada telefónica, 50 centavos de euro (4,50 bolivianos). Ambos en locutorios (locales de telefonía e internet).
De acuerdo con el estudio Situación General de los Bolivianos en España, presentado en 2008 por la Asociación de Cooperación Bolivia-España (Acobe), el 90 por ciento de 393 bolivianos encuestados, tanto en Madrid como en Barcelona, utiliza el teléfono para contactarse con sus parientes en Bolivia; el 6 por ciento lo hace vía internet y el 2 por ciento, por carta.
El estudio reveló también la frecuencia de dichas llamadas: el 41 por ciento llama a sus familiares una vez a la semana; el 20 por ciento, dos a tres veces por semana; el 3,1 por ciento, todos los días; el 16,5, cada 15 días, y el 10 por ciento, una vez al mes.
Además, la mayoría de los encuestados aseguran que es más común que ellos llamen a sus parientes. Sólo un 18,1 por ciento afirma que recibe llamadas desde Bolivia una vez por mes.
En todo caso, el uso de internet no es muy frecuente en la comunidad boliviana. ¿La razón? Desconocimiento, sobre todo.
“A pesar de que se cuenta con una señal nítida (de internet), tanto en España como en Bolivia, las personas no ingresan a la red porque no saben hacerlo”, dice Hugo Bustillos, coordinador de Acobe en España, en contacto con La Prensa.
Explica que el acceso a la red no es posible para todos, ya que no cuentan con una computadora en casa, no tienen tiempo o, principalmente, no tienen el conocimiento para ello.
“Hay que tomar en cuenta dos aspectos. El primero, la mayor parte del colectivo boliviano proviene del área periurbana y rural del país, lo que indica que no ha tenido una formación en cuanto a tecnología. En segundo lugar, está el hecho de que el 57 por ciento de los inmigrantes son mujeres y 43 por ciento varones”.
María Gabriela González coincide con Bustillos. Ella es de la Asociación Espíritu de Santa Cruz de la Sierra (Barcelona) y es corresponsal del portal bolivia.es. “Las bolivianas son más reacias al cambio; no quieren aprender más sobre tecnología”.
Añade que, en España, el boliviano de por sí muestra cierto complejo de inferioridad, razón por la que, por ejemplo, en vez de inscribirse a un curso de internet, se apunta a clases de cocina española o de limpieza.
“Los españoles ven a los bolivianos como gente inculta; a los peruanos y a los argentinos, como cultos”.
Según González, los pocos bolivianos que suelen acceder a internet son los jóvenes de entre 16 y 25 años .
Iveth Durán, de la Asociación de Residentes Bolivianos en Murcia, asegura que en barrios donde hay muchos latinos se encuentra al menos dos locutorios por cuadra.
Y es que los locutorios se han convertido en “auténticas embajadas”, dice una nota de bbcmundo.com, pues en ellos abundan las banderas, los productos típicos y afiches de diferentes países del mundo.
Segundas generaciones aspiran poco profesionalmente
De acuerdo con los resultados preliminares de un estudio sobre la adaptación social y económica de los hijos de inmigrantes en colegios públicos y concertados de Madrid, realizado por profesores de las universidades de Princeton (New Jersey), Pontificia de Comillas (España) y Clemson (Carolina del Sur), la segunda generación de inmigrantes en España tiene modestas aspiraciones educativas y ocupacionales, y no se siente aún española.
Para este estudio, “segunda generación” son los hijos de padre o madre extranjeros nacidos en España, mientras que “generación 1,5” son los nacidos en el exterior pero asentados en España antes de los 12 años.
La encuesta se concentró en 3.375 adolescentes de entre 12 y 17 años, de ambos sexos y de todas las nacionalidades de origen, y de 125 colegios públicos y concertados de Madrid.
Según el estudio, los nacidos en España representan sólo el 13 por ciento, lo que quiere decir que la segunda generación en Madrid es aún muy joven, y está compuesta sobre todo por la generación 1,5.
Entre los resultados del informe cabe destacar que la abrumadora mayoría de los hijos de inmigrantes domina el castellano, con el 96 por ciento que dice hablarlo perfectamente, o bien porque casi el 70 por ciento procede de países latinoamericanos.
El estudio se centra en las aspiraciones y expectativas educativas y profesionales y revela que éstas suelen ser relativamente modestas. Así, el 53 por ciento aspira a lograr una educación universitaria, pero sólo el 23 por ciento de éstos confía realmente en acceder a ella; mientras que sólo el 9 por ciento aspira a realizar estudios de postgrado.
Los alumnos de colegios públicos tienen aspiraciones bajas en comparación a la de los colegios concertados.
Por otro lado, el estudio muestra además que sólo un 30 por ciento de estos jóvenes se considera español, el resto se sigue identificando con su nacionalidad de origen.
Más sobre los locutorios
Un locutorio tiene servicios de llamadas telefónicas y de internet, abre de 08.00 a 22.00.
En los barrios donde habitan latinos, hay hasta dos locutorios por cuadra.
Teléfonos tarjeteros hay en todos los barrios. Se encuentran tarjetas desde 6 euros (54 bolivianos).
Varias empresas ofertan tarjetas de diferentes precios. Se puede hablar 25, 45 o 60 minutos.
Hay teléfonos monederos en todas las calles. El minuto cuesta 0,20 euros (1,80 bolivianos) .
En los locutorios hay gaseosas, dulces y revistas para todos los colectivos inmigrantes.
Desde estos locales, los extranjeros también pueden enviar dinero a sus familiares.
Los jóvenes de entre 16 y 25 años son los bolivianos que piden una cabina de internet.
Algunos inmigrantes ven a un locutorio como escuela, donde pueden aprenden sobre la red.
Según un estudio de la Asociación para la Investigación en Medios de Comunicación y la consultora Nielsen, hecha en 2008, los inmigrantes en España hacen el doble de llamadas por celular que los propios españoles; envían dos veces más mensajes de texto y usan más internet, reporta bbcmundo.com.
Pero más allá de estos datos, la realidad del colectivo boliviano parece ser distinta. La mayoría de los nacionales no es de ver crecer a los hijos que dejaron en Bolivia a través del webcam o del Facebook.
“Es la primera vez que lo veo
después de dos años, nos llamamos, pero como él no maneja la computadora, no nos comunicamos por internet”, dijo Fabiola Ticona, de 19 años, luego de haber conversado con su padre en una sesión de videoconferencias organizada por la Asociación de Migrantes Bolivia-España (Amibe), en marzo, en La Paz.
Así como el padre de Fabiola, muchos bolivianos que residen en España, un país en el que el desarrollo tecnológico está a la orden del día, todavía se intimidan ante una computadora.
En razón de lo anterior, el común de los bolivianos no utiliza la internet como medio de comunicación con sus familiares, no obstante de que su uso les resulta mucho más barato que recurrir a una cabina telefónica, cosa que normalmente hacen.
En promedio, una hora de internet cuesta alrededor de 1,50 euros (13,60 bolivianos) y el minuto de una llamada telefónica, 50 centavos de euro (4,50 bolivianos). Ambos en locutorios (locales de telefonía e internet).
De acuerdo con el estudio Situación General de los Bolivianos en España, presentado en 2008 por la Asociación de Cooperación Bolivia-España (Acobe), el 90 por ciento de 393 bolivianos encuestados, tanto en Madrid como en Barcelona, utiliza el teléfono para contactarse con sus parientes en Bolivia; el 6 por ciento lo hace vía internet y el 2 por ciento, por carta.
El estudio reveló también la frecuencia de dichas llamadas: el 41 por ciento llama a sus familiares una vez a la semana; el 20 por ciento, dos a tres veces por semana; el 3,1 por ciento, todos los días; el 16,5, cada 15 días, y el 10 por ciento, una vez al mes.
Además, la mayoría de los encuestados aseguran que es más común que ellos llamen a sus parientes. Sólo un 18,1 por ciento afirma que recibe llamadas desde Bolivia una vez por mes.
En todo caso, el uso de internet no es muy frecuente en la comunidad boliviana. ¿La razón? Desconocimiento, sobre todo.
“A pesar de que se cuenta con una señal nítida (de internet), tanto en España como en Bolivia, las personas no ingresan a la red porque no saben hacerlo”, dice Hugo Bustillos, coordinador de Acobe en España, en contacto con La Prensa.
Explica que el acceso a la red no es posible para todos, ya que no cuentan con una computadora en casa, no tienen tiempo o, principalmente, no tienen el conocimiento para ello.
“Hay que tomar en cuenta dos aspectos. El primero, la mayor parte del colectivo boliviano proviene del área periurbana y rural del país, lo que indica que no ha tenido una formación en cuanto a tecnología. En segundo lugar, está el hecho de que el 57 por ciento de los inmigrantes son mujeres y 43 por ciento varones”.
María Gabriela González coincide con Bustillos. Ella es de la Asociación Espíritu de Santa Cruz de la Sierra (Barcelona) y es corresponsal del portal bolivia.es. “Las bolivianas son más reacias al cambio; no quieren aprender más sobre tecnología”.
Añade que, en España, el boliviano de por sí muestra cierto complejo de inferioridad, razón por la que, por ejemplo, en vez de inscribirse a un curso de internet, se apunta a clases de cocina española o de limpieza.
“Los españoles ven a los bolivianos como gente inculta; a los peruanos y a los argentinos, como cultos”.
Según González, los pocos bolivianos que suelen acceder a internet son los jóvenes de entre 16 y 25 años .
Iveth Durán, de la Asociación de Residentes Bolivianos en Murcia, asegura que en barrios donde hay muchos latinos se encuentra al menos dos locutorios por cuadra.
Y es que los locutorios se han convertido en “auténticas embajadas”, dice una nota de bbcmundo.com, pues en ellos abundan las banderas, los productos típicos y afiches de diferentes países del mundo.
Segundas generaciones aspiran poco profesionalmente
De acuerdo con los resultados preliminares de un estudio sobre la adaptación social y económica de los hijos de inmigrantes en colegios públicos y concertados de Madrid, realizado por profesores de las universidades de Princeton (New Jersey), Pontificia de Comillas (España) y Clemson (Carolina del Sur), la segunda generación de inmigrantes en España tiene modestas aspiraciones educativas y ocupacionales, y no se siente aún española.
Para este estudio, “segunda generación” son los hijos de padre o madre extranjeros nacidos en España, mientras que “generación 1,5” son los nacidos en el exterior pero asentados en España antes de los 12 años.
La encuesta se concentró en 3.375 adolescentes de entre 12 y 17 años, de ambos sexos y de todas las nacionalidades de origen, y de 125 colegios públicos y concertados de Madrid.
Según el estudio, los nacidos en España representan sólo el 13 por ciento, lo que quiere decir que la segunda generación en Madrid es aún muy joven, y está compuesta sobre todo por la generación 1,5.
Entre los resultados del informe cabe destacar que la abrumadora mayoría de los hijos de inmigrantes domina el castellano, con el 96 por ciento que dice hablarlo perfectamente, o bien porque casi el 70 por ciento procede de países latinoamericanos.
El estudio se centra en las aspiraciones y expectativas educativas y profesionales y revela que éstas suelen ser relativamente modestas. Así, el 53 por ciento aspira a lograr una educación universitaria, pero sólo el 23 por ciento de éstos confía realmente en acceder a ella; mientras que sólo el 9 por ciento aspira a realizar estudios de postgrado.
Los alumnos de colegios públicos tienen aspiraciones bajas en comparación a la de los colegios concertados.
Por otro lado, el estudio muestra además que sólo un 30 por ciento de estos jóvenes se considera español, el resto se sigue identificando con su nacionalidad de origen.
Más sobre los locutorios
Un locutorio tiene servicios de llamadas telefónicas y de internet, abre de 08.00 a 22.00.
En los barrios donde habitan latinos, hay hasta dos locutorios por cuadra.
Teléfonos tarjeteros hay en todos los barrios. Se encuentran tarjetas desde 6 euros (54 bolivianos).
Varias empresas ofertan tarjetas de diferentes precios. Se puede hablar 25, 45 o 60 minutos.
Hay teléfonos monederos en todas las calles. El minuto cuesta 0,20 euros (1,80 bolivianos) .
En los locutorios hay gaseosas, dulces y revistas para todos los colectivos inmigrantes.
Desde estos locales, los extranjeros también pueden enviar dinero a sus familiares.
Los jóvenes de entre 16 y 25 años son los bolivianos que piden una cabina de internet.
Algunos inmigrantes ven a un locutorio como escuela, donde pueden aprenden sobre la red.
El 90 por ciento de los bolivianos se comunica con sus familiares por teléfono, pocos usan internet.
En los barrios donde habitan más latinos, hay al menos dos locutorios en cada cuadra.
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