A un costo de 300 millones de dólares, y con una vida útil de 15 años, el satélite Tupac Katari entrará en órbita en 2013 luego de una decisión relámpago que tomara el presidente Evo Morales sobre la necesidad de Bolivia de contar con su propio satélite.
Desde que en 2008 acompañara al presidente venezolano Hugo Chávez, a presenciar el lanzamiento del satélite Simón Bolívar de ese país desde la plataforma China de Xichang, Morales comenzó a hablar de la creación del satélite boliviano, y ha sido tan rápido el procedimiento, que ya en marzo planea viajar a China para negociar los términos del contrato.
El Presidente boliviano logró hace unos meses autorización de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), con sede en Ginebra, para poner en órbita al satélite que es parte del proyecto entre el Gobierno boliviano, el de China y la UIT y será desarrollado por la empresa china Great Wall Industry. Los tres se encargarán de la construcción, lanzamiento y puesta en órbita del satélite de telecomunicaciones Túpac Katari, respectivamente. El satélite estará a 36.000 kilómetros de la Tierra y pesará alrededor de 5.000 kilogramos.
La efectividad por cumplir las órdenes del Presidente ha sido tal, que hasta la fecha ya se ha conformado una comisión entre el Viceministerio de Ciencia y Tecnología, el Viceministerio de Telecomunicaciones y el Viceministerio de Defensa y hace poco se inauguró la Agencia Espacial Boliviana. Bolivia será el sexto país con satélite en Latinoamérica, luego de México, Venezuela, Brasil y Argentina. Chile, por su parte, tiene en marcha un avanzado proyecto para poner en el espacio su satélite, el SSOT, a fines de este año.
Los otros países, como Uruguay, alquilan espacios en los satélites de estas naciones. Las necesidades tecnológicas de este país marplatense, por ejemplo, ocupan el 10 por ciento de las capacidades del satélite venezolano.
En el espacio
La Agencia Espacial de Bolivia (AEB) ha sido creada a través del Decreto Supremo 423. Según el ministro de Obras Públicas, Wálter Delgadillo, esta oficina será una institución pública descentralizada de derecho público, con personería jurídica propia y autonomía de gestión administrativa, que tendrá a cargo la ejecución del proyecto, en contraparte con China, para la construcción, lanzamiento y puesta en órbita del satélite de comunicación Túpac Katari.
La agencia tendrá sede en La Paz y entre sus asignaciones está la de promover la transferencia tecnológica, la formación de recursos humanos y la aplicación de programas de comunicación satelital en educación, defensa, medicina y en detección de fenómenos climáticos.
Su Directorio lo conformarán representantes de seis ministerios y estará bajo el mando de un Director General Ejecutivo, nombrado por el Presidente. La AEB será sostenida con recursos del Tesoro General de la Nación (TGN), préstamos y cooperación extranjera. El Ministerio de Obras Públicas presentará una terna para que el Jefe de Estado nombre a sus integrantes.
¿Quiénes ocuparán los cargos vacantes en la Agencia y en el contexto en el que se desarrolle el satélite? De acuerdo al viceministro de Ciencia y Tecnología, Róger Carvajal, entrevistado por el matutino Cambio, se capacitarán a por lo menos 100 ingenieros en diferentes ámbitos para construir las estaciones terrenas, para manejar el software y mandar señales. “Se montarán estaciones terrenas y habrá técnicos en electrónica e ingeniería que posiblemente tengan instrucción en la China.”
Carvajal asegura que Bolivia tiene la necesidad de contar con dos tipos de satélites: telecomunicacional y de geoprospección y que se ha definido darle prioridad al primero.
Ha sido una opción distinta a la que, por ejemplo, asumió Chile. El Gobierno Chileno anunció el lanzamiento del Sistema Satelital de Observación Terrestre (SSOT) para fines del 2010, a través del cohete ruso Soyuz, desde una plataforma de lanzamiento ubicada en la Guyana Francesa. Sus autoridades han señalado que la nave espacial les permitirá incrementar sus controles fronterizos terrestres y marítimos, junto con un mayor monitoreo en caso de desastres naturales, así como labores agrícolas, forestales y mineras.
Mientras el viceministro boliviano de Ciencia y Tecnología destaca los avances del proyecto nacional. “Luego de analizar varias opciones, hemos encontrado una propuesta acorde en la empresa china Gran Muralla, estamos a punto de firmar la carta de intenciones. Un equipo técnico y autoridades chinas nos han orientado. El país firmó un acta de reuniones por la cual existe un intercambio de información con China para armar el paquete completo y la transacción de los equipos. Ellos también se encargarán de la órbita que se requiere, en el menor tiempo posible. Se prevé que en tres años tengamos nuestro satélite en órbita.”, explica Carvajal.
Según las autoridades, el satélite tendrá gran importancia en las prioridades comunicacionales de Bolivia al acceder a la telecomunicación con la más alta tecnología para poder llegar hasta “el último rincón del país”. Comisiones técnicas de China y de Bolivia ya se han reunido en La Paz y Santa Cruz para evaluar la infraestructura del país en telecomunicaciones.
De acuerdo a Carvajal, Bolivia requiere aumentar las capacidades de conectividad en las regiones. “Tener acceso a la teleeducación y telemedicina por Internet, sería un gran avance para el desarrollo. También hay necesidad de contar con la ampliación del servicio de telefonía celular en los pueblos. Nuestras necesidades van junto con la necesidad de proveer de energía, que también se ampliará paralelamente. Haremos que todos los pueblos tengan energía y allí donde no se pueda utilizaremos los sistemas eólicos.”
Siendo el sexto país con satélite propio en Latinoamérica, las autoridades aseguran que se tendrán ventajas en temas productivos, control de los efectos de los cambios climáticos, de la crisis alimentaria, financiera.
“Además mejoraremos las condiciones de investigación de nuestra naturaleza. Todos nuestros centros científicos estarán en red, como las escuelas. Imaginemos sólo un caso, los reportes de vigilancia en salud harán que conozcamos en tiempo real la aparición de una enfermedad epidemiológica.”, arguye Carvajal.
La otra cara
Pero en el otro lado del optimismo por el satélite, existen quienes están en desacuerdo con tremendo gasto por tan poco tiempo, que también aseguran que el precio será más alto y que en realidad el proyecto no se está ejecutando como se debe ni con las intenciones que se dicen.
El experto Max Torres Garay opina que el Gobierno habla de invertir 300 millones de dólares en un satélite (que incluye lanzamiento y construcción), pero no dice el costo del centro de manejo del satélite que será, a la larga, un "centro de control y espionaje" de los que usen o manden sus mensajes vía el satélite gubernamental. El Gobierno tampoco habla del costo de los ingenieros espaciales ni las estaciones terrenas que deben construirse. No calcula el costo del seguro ni el pago de cuotas internacionales y ni se imagina el precio que pagará por el software necesario.
Por su parte, el periodista y analista Humberto Vacaflor, explica que todos los países que tiene satélites domésticos colocan simultáneamente dos satélites, uno que entra en funcionamiento y el otro que está listo para cualquier emergencia por desperfectos o daños espaciales imprevisibles. “Por eso la inversión exacta es de dos satélites que alcanzan a 600 millones de dólares. Héctor Arce Catacora (hoy presidente de la Cámara de Diputados) reconoció la compra de los dos satélites”, dice Vacaflor, a tiempo de añadir que el tiempo de uso sin problemas de un satélite alcanza a 10 años, es decir que por cada año se estarían pagando 60 millones de dólares. “El gobierno miente cuando dice que se pagará dos millones de dólares anuales por alquiler de transponedores. Para Bolivia se necesitan no más de tres transponedores. Todo satélite tiene la posibilidad de contar con un promedio de 20 a 30 transponedores. La pregunta lógica es: ¿Qué haremos con 17 ó 27 transponedores? ¿Los alquilaremos a otros países? Venezuela está rogando para alquilar en su propio satélite que tiene serios problemas”.
El viceministro Carvajal refuta, “es interesante saber que por lo menos la mitad de nuestro espacio satelital vamos a poder utilizarlo comercialmente, o sea alquilar a otros países, y con ello el satélite se pagará a sí mismo; además se sumará la cantidad de ahorro que tendremos por el servicio que ahora pagamos. Calculamos que en siete años se pague solo y los otros siete serán de ingresos al Estado, un buen negocio para el país; pero el logro mayor es en términos de impacto social”.
Para Vacaflor, estos problemas con impacto social podrían haberse solucionado si se alquilaban transponedores baratos de los satélites domésticos latinoamericanos, sin la necesidad de gastar tantos millones de dólares. “Al Presidente le han contado chismes sobre los satélites.
La verdad es que no sirven para rastrear territorios. Para eso están otro tipo de satélites geológicos. Tampoco sirven para estrategia militar; para eso existen satélites militares con funciones específicas que no son satélites sincrónicos (con el de comunicaciones) sino asincrónicos, es decir que no giran a la misma velocidad de la Tierra, sino con otros desplazamientos. Seguro que le han contado que se obligaría a todas las telefónicas, servidores de internet, canales de televisión, estaciones de radio y empresas que dan servicios de datos a usar el satélite Tupac Katari. Con esta medida el gobierno tiene todas las posibilidades de control, de colocar filtros, de escanear a sus opositores, a la gente que incomoda; se podrán pinchar fácilmente los sistemas telefónicos y se podrá controlar el flujo de datos, es decir tendremos una sociedad "espiada".
Ese es el objetivo del cual no hablan las autoridades de gobierno. El único aspecto positivo (de este satélite) sería dar la impresión de que Bolivia ha superado su nivel de postración. Pero en CNN en español ya se han hecho burla de la oficina espacial que acaba de crear “el país más pobre de Sudamérica”. Me temo que estamos haciendo el ridículo.”, dice Vacaflor.
Y entre críticas y loas, el proyecto espacial boliviano avanza.
De cristalizar el gran reto para el Gobierno será demostrar que haberse puesto a la par con proyectos de economías entre 20 y 150 veces más grandes,valió la pena. De lo contrario muchos reclamarán, sin duda, el no haber invertido esos 300 millones de dólares por ejemplo en una carretera asfaltada como la que une los departamentos de La Paz y Oruro, cuyo precio es similar, y por lo general duran mucho más de 15 años.
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