La televisión digital es el siguiente paso evolutivo de la televisión, así como la conocemos. Implica desafíos, tareas y beneficios que ya se están encarando en países de la región con debates y soluciones en torno a, por ejemplo, la redistribución del espectro radioeléctrico (frecuencias de radio y TV), la provisión de conversores a los hogares, la producción de contenidos digitales y el papel de las empresas de telecomunicaciones en el transporte de las señales.
En Bolivia se han dado algunos pasos. Se ha definido oficialmente adoptar el estándar tecnológico japonés-brasileño ISBDT (Integrated Services Digital Broadcasting) o Transmisión digital de servicios integrados y el Gobierno, a través del Viceministerio de Telecomunicaciones, ya diseña la migración de la radiodifusión boliviana de analógica a digital, según informó oficialmente esa repartición. Este trabajo estará listo a fin de año.
Se ha establecido que dentro de diez años cesarán las transmisiones analógicas en el país, pero por el momento, aún faltan la reglamentación de la aplicación de dicho estándar y la anunciada nueva Ley de Telecomunicaciones.
Cada quien y a su ritmo desarrolla e implementa políticas propias sobre la televisión digital y, en algunos casos como el argentino, adicionalmente sobre todos los medios audiovisuales. La Ley de Servicios Audiovisuales de Argentina determinó en 2009 que un tercio del espectro radioeléctrico sea para la televisión comercial, otro tercio para la gubernamental/estatal y otro para la televisión comunitaria y de servicio social.
Estados Unidos y Europa, así como varios países de Asia (Japón principalmente), son las regiones más desarrolladas en este tema.
Contenidos interactivos
No obstante, los avances dados por Brasil son el ejemplo más relevante en la región: partieron en 2006 y hoy “ya hay contenidos interactivos en la televisión brasileña, aunque básicos” dice el ingeniero Fujio Yamada, director del Laboratorio de Televisión Digital de la Universidad Presbiteriana Mackenzie (Brasil).
Brasil -recordó- es pionero en Latinoamérica en investigación y desarrollo en este campo. El software Ginga permite la interactividad y la movilidad del servicio.
Al ser de código abierto, permite el uso de los tres patrones (norteamericano, europeo y el híbrido japonés-brasileño). Su utilización está orientada tanto al modelo estándar como en alta definición y al funcionamiento de las aplicaciones interactivas.
Sistemas
Además, puntualiza Yamada, hace que los contenidos de TV digital sean exhibidos en diferentes sistemas de recepción, independientemente del fabricante, o del tipo de receptor, pues el Ginga acepta televisores, celulares (en Bolivia el 65% de la población tiene celular, según datos oficiales), computadoras de mano o televisión de pago.
“Hay dos tipos de interactividad: incrustada y on line, pero hoy no es la prioridad en el desarrollo. Creemos que es una necesidad secundaria en Brasil”, comenta Yamada. Sin embargo, en el primer caso ya hay contenidos, en deportes, en los que se puede elegir una cámara específica del campo de juego, por ejemplo. En el segundo caso, intervenir en un debate mediante el control remoto, por ejemplo, aún no se ha avanzado afirma Yamada.
El canal de retorno en la interactividad es internet. ¿Cómo? Los televisores de la era digital tienen la posibilidad de conectarse a la web y enviar a la televisora los datos de respuesta, todo mediante el control remoto.
Los televisores actuales (analógicos) que pueden recibir la señal digital mediante un conversor, tienen la posibilidad de conectarse a internet, explica el ingeniero Gumersindo Naia, del departamento de exportaciones de la empresa Linear, proveedora de tecnología para TV digital. “El conversor cuesta 120 dólares en Brasil (') la diferencia de calidad de imagen es significativa, tanto en un televisor analógico conectado a un conversor, como en un monitor que reciba señal digital directamente”, apunta. En Bolivia 54,3% de la población tiene televisor y 75,7% radio, según datos de CEPAL.
Ilusiones
Pero “el riesgo es que caigamos en las ilusiones”, opina José Luis Aguirre, director del Servicio de Capacitación en Radiodifusión para el Desarrollo (SECRAD) de la Universidad Católica Boliviana (UCB), en relación con que la expectativa es grande sobre los beneficios que traerá esta televisión, porque sin una política nacional o de Estado, el beneficio puede diluirse.
Recuerda que con internet sucedió lo mismo. Se creyó que era la piedra fundamental para cerrar la brecha digital y promover el desarrollo, pero los indicadores demuestran lo contrario: ausencia de políticas sobre el tema y baja penetración (9% según datos del INE).
“Ésta es una oportunidad muy grande de democratizar el conocimiento con la redistribución del espectro”, añade Aguirre. La Universidad Mayor de San Andrés y la UCB han asumido el papel de incentivar el debate y la discusión para compartir y generar conocimientos. “El papel de las universidades es ser un espacio de profunda reflexión y análisis”, agrega.
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