Los cajeros automáticos convertidos en dormitorios de los indigentes
A falta de albergues en la ciudad, varios indigentes encontraron en los cajeros automáticos instalados por entidades bancarias y las cabinas telefónicas, un espacio donde pasar la noche.
Alrededor de la media noche, cuando pocas personas circulan por el centro de la ciudad, se puede observar que los indigentes, para combatir el frío que reina en el altiplano orureño, portando cartones, restos de ropa y frazadas, plásticos y cuanto objeto les sirva para instalar sus eventuales camas, llegan hasta estos lugares para guarecerse del frío nocturno.
Primero se percatan que efectivos de la Policía no estén observando. Luego los indigentes se acomodan en posición fetal, por el reducido espacio, aunque en algunos casos se los puede ver durmiendo entre dos personas o acompañados de perros.
Los usuarios que necesitan realizar alguna transacción financiera o en otros casos ante la eventualidad de tener que realizar una llamada telefónica desde las cabinas públicas, no pueden concretar esta acción puesto que prefieren no molestar a estas personas o finalmente no se acercan por el temor a una reacción violenta.
En algunas ocasiones los efectivos de la Policía en su inspección rutinaria desalojan a los indigentes advirtiéndoles que no pueden pernoctar en los cajeros automáticos, algunos casos asumiendo acciones violentas ante la resistencia.
Por otra parte muchos indigentes se encuentran en estado de ebriedad, o con fuerte olor a clefa, desaseados, sus ropas están viejas, provocando desdén y temor.
Esta situación no sólo ocurre en los cajeros automáticos, también se puede apreciar en las aceras y en los pequeños espacios que existen entre los puestos de venta asentados desde la calle Pagador bajando por la calle Bolívar, hasta el mercado del mismo nombre.
Los indigentes buscan los espacios guarecidos de la lluvia y el frío para convertir estos lugares en un espacio de descanso nocturno.
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