Graham Lamburn, uno de los expertos británicos más reputados en radiación electromagnética, dijo a Daily Mail que un estudio -Interphone- indica que 15 minutos de exposición diaria bastan para registrar daño. "Hablar por celular por 15 minutos al día aumenta en un 70 por ciento la incidencia de cáncer al cerebro. Así lo dicen los 14 estudios que hicieron sobre el tema para ese estudio", dice Lamburn a La Tercera.
Hace dos semanas, la Organización Mundial de la Salud reconoció, por primera vez, un posible vínculo entre uso de celulares y cáncer cerebral, al clasificar las ondas electromagnéticas que emiten los móviles como "posiblemente cancerígenas".
Esa clasificación fue realizada por 31 científicos, convocados por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (Aiarc), dependientes de la OMS, que participaron del estudio más amplio sobre el tema -Interphone-, realizado en 14 países y que concluyó que no había datos concluyentes para establecer el vínculo entre cáncer y celulares.
Sólo sugería un posible riesgo de glioma -el cáncer cerebral más común- en el 20 por ciento de quienes usaban más el celular. Los resultados generaron polémica y la Aiarc pidió volver a analizar los datos y realizar nuevos estudios.
Un año después, los mismos científicos aprobaron de manera unánime clasificar las ondas que emiten los celulares como posiblemente cancerígenas y, aunque el detalle de sus razones se conocerá a través de un artículo en la edición de julio de The Lancet, en la ocasión revelaron que usar el celular más de 30 minutos diarios, por más de 10 años aumenta en un 40 por ciento el riesgo de glioma. Aunque se sabe que se consideraron más datos que ese.
Graham Lamburn, uno de los expertos británicos más reputados en radiación electromagnética, dijo a Daily Mail que el mismo estudio -Interphone- indica que 15 minutos de exposición diaria bastan para registrar daño. "Hablar por celular por 15 minutos al día aumenta en un 70 por ciento la incidencia de cáncer al cerebro. Así lo dicen los 14 estudios que hicieron sobre el tema para ese estudio", dice Lamburn a La Tercera.
Eso, en un rango de sólo siete años, advierte. Un tema no menor para el experto, quien dice que recién en 20 años más se verán los primeros efectos de esta radiación. "En 20 años significará un aumento en 20 veces de los casos de cáncer cerebral. Ha llegado el momento de que las organizaciones de salud pública tomen medidas".
Una opinión similar tuvo Rodolfo Saracci, uno de los científicos que participó en Interphone, tras publicarse los datos que no establecían el vínculo en 2010. "Ninguno de los agentes carcinógenos establecidos hoy en día, incluyendo el tabaco, podría haber sido bien identificado como un riesgo de aumento en los primeros 10 años desde la primera exposición. Interphone comparte con todos los estudios realizados previamente en los teléfonos móviles y el cáncer la limitación inherente de investigar sólo un corto período de observación desde la primera exposición", dijo.
Otros de los datos que habrían considerado los expertos convocados por la OMS para reclasificar las ondas electromagnéticas como "posiblemente cancerígenas" fueron los aportados por los estudios del oncólogo sueco Lennart Hardell, quien ha realizado más de 40 trabajos sobre el tema y es considerado independiente, pues no ha recibido financiamiento de la industria. No sólo eso. Fue un gran crítico de la conclusión a la que llegó Interphone en 2010. En uno de sus trabajos, publicado en 2007 y que analizó los resultados de 33 investigaciones, concluye: "Los resultados de los estudios actuales sobre el uso de teléfonos móviles por más de 10 años entregan un cuadro de riesgo incrementado de neuroma acústico y glioma. El riesgo es mayor para la exposición ipsilateral", dijo.
A lo anterior se sumarían datos aportados por nuevas investigaciones, como la publicada en febrero pasado por la Asociacion América de Ciencia, que reveló que pasar 50 minutos diarios con un celular pegado a la oreja es suficiente para cambiar la actividad de las células encargadas de oxigenar este órgano, en la parte del cerebro más cercana a la antena. Aunque los expertos dijeron que no saben qué podría producir esta mayor actividad en el cerebro, el "estrés" que producen las ondas sobre ella es real.
Actualmente, se están llevando a cabo tres estudios importantes para recopilar más datos. El primero es una investigación en ratones, que realiza el Programa Nacional de Toxicología, para evaluar los efectos de la exposición prolongada a la energía de radiofrecuencia en ratas y ratones, que según explicó a La Tercera su autor principal, John Bucher, estará lista en 2014. Los otros dos estudios son MOBI-KIDS, realizado en 13 países, para investigar los factores de riesgo de tumores cerebrales en los niños (2014), y Cosmos, que busca estudiar los efectos del uso de los teléfonos celulares sobre la salud en más de 250 mil personas en cinco países europeos y darles seguimiento por 30 años.
Mientras tanto, Lamburn dice que hay que pensar que reducir el tiempo que se habla por celular es similar a prender menos cigarros. "Lo mejor es no usar el celular cuando se tienen otras alternativas y hacerlo cuando sea estrictamente necesario".
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