Hasta un niño puede crear un gran robot

Un instituto ofrece la posibilidad de enseñar ciencias a los más pequeños.

Sin saber leer o ni siquiera haber cursado secundaria, para deducir las fórmulas físicas y matemáticas, hay niños que pueden ser capaces de encontrar aplicaciones prácticas a estas ciencias. Con un ingenio innato, construyen robots que presentarán en un concurso departamental de robótica que se realizará en agosto, y en diciembre se llevará a cabo una competencia nacional.
Un centro de aprendizaje. El gerente del centro de aprendizaje Espacio de Robótica, Julio Seborga, dijo que en un principio se planificó impartir clases científicas a niños de nueve años, pero por la demanda y las ganas de aprender, “a nuestras clases vienen niños desde los seis años, uno de ellos aprende a leer. Lo que más les motiva es la idea de que es un juego”.
Seborga refirió que “desde la primera clase les enseñamos que deben aplicar la secuencia lógica de la ciencia, que se aplica a los principios de construcción, un razonamiento humano que no necesita previa experiencia y que hasta un niño puede emplear”.
Hacia el mundo. Uno de los participantes del concurso departamental del 17 de agosto es Sergio Velásquez, de 12 años.
El muchacho recordó: “He participado hace un mes en olimpiadas de física y astronomía y para agosto estoy entusiasmado con la de robótica. Se hace una costumbre para un niño como yo que fomenten esta competencia. Para mí es sana, nos despiertan a la creatividad y somos altamente competitivos, aprendemos con gran expectativa y con esperanzas de ganar”.
Agregó que alcanzó el reto de crear el robot que sube y baja las gradas, pero que aún le falta pulir la estabilidad del muñeco con movimientos autónomos.
“Se tranca en ciertas gradas, sobre todo cuando baja. Tengo que darle firme estabilidad a las ruedas y optimizar lo liviano del robot; si dobla sus piernas, ya no tiene fuerza para subir”.
Los finalistas bolivianos competirán a escala mundial en Asia.
Patricia Velásquez, gerente general del centro pedagógico, destacó que “todavía los niños exigen más tiempo y se quedan una hora adicional y sus papás los esperan afuera porque saben que sus hijos desarrollan su ingenio y a este factor se suma el gran carisma del que hace gala el docente de física”.

40 alumnos tiene la clase que cuesta 200 bolivianos y la matrícula anual, 150. También hay descuentos.



Al jugar con fichas Mindstorms de la línea Lego, los niños y adolescentes despiertan su talento innato para la robótica. A su corta edad, es fácil pedirles que hagan un robot con determinados grados de libertad. Ellos responden que la creación en movimiento tendría que ser físicamente lineal. La respuesta sorprende a sus profesores.

Utilizan los tradicionales legos, que unidos a un sistema de computación permiten crear sus modelos de robots.

Los legos unidos forman un sistema de movimientos, en este caso un robot en forma de perro con ruedas.

Con el programa Lab View, se conoce la robótica. Niños y jóvenes programan, diseñan y construyen sus modelos.

Un niño enseña una de sus obras. Con ingenio, modifica la posición de sus fichas para lograr otras figuras.