¿Quién diría que esa afición por mantener el contacto vía red social puede ser el indicio de una grave adicción? Aunque parezca inofensivo enviar un par de mensajes antes de la cena, dos más durante la cena y otros dos en el postre, resulta que los científicos han descubierto que ese romance con los teléfonos inteligentes que tienen todas las aplicaciones, redes sociales incluidas y demás aditamentos, puede ocultar una secreta ineficiencia al momento de establecer relaciones personales, tanto que nos es posible tener contacto con alguien en el otro lado del mundo, pero no podemos mantener una conversación con quien tenemos al frente.
Como en un círculo vicioso, las personas no se dan cuenta de esta disfunción, y para contrarrestar su imposibilidad de relacionarse en vivo, continúan dándole a las teclas, convirtiendo su mundo en una versión digital que quizá es más cómoda, pero que los aísla socialmente.
Los expertos en salud han denominado a este síndrome como un Desorden de Adicción a Internet, y aseguran que está asociado con síntomas que se unen a otras obsesiones: olvidarse de comer o dormir, fatiga, irritabilidad y un sentimiento de aislamiento de la sociedad.
Para algunos, la necesidad de estar conectado es una obsesión, que muchas veces está acompañada de un carácter inestable y altos niveles de ansiedad, que se incrementan cuando se los aleja de la computadora. Algunos psiquiatras incluso dicen que quienes padecen de esta adicción pueden necesitar medicación o tratamiento hospitalario, y en algunos lugares del mundo se han creado programas especiales para ayudar a estas personas a poner un freno a su necesidad de pasar horas en Internet. Se cree que entre 5 y 10 por ciento de los usuarios de la Web son adictos.
Estos son algunos de los síntomas de alerta: Pasa cada vez más tiempo en el Internet. No consigue controlar esa dependencia.
Sentimiento de euforia cuando está en la Red. Desatención de familiares y amigos. Miente a otros sobre el tiempo que le dedica a la Red. Sentimiento de culpa o vergüenza por la cantidad de tiempo que pasa en la red. Cambios en los hábitos de sueño.
Cambios en el peso, dolores de la columna, dolores de cabeza, síndrome del túnel carpiano. Alejamiento de otras actividades.
EL SEXO, OSCURO Y ADICTIVO
Aunque el sexo es para muchos una muestra de amor incondicional, también puede convertirse en una adicción, y una de las más complicadas de manejar. Un par de pensamientos sórdidos pueden ser normales para quien tiene una vida sexual activa o más aún para quien no la tiene o si la tiene, se aburre, pero la adicción al sexo es algo completamente diferente.
Se cree que una de cada veinte personas la sufre y que la mayoría son hombres. Los expertos creen que se relaciona a la liberación de dopamina en el cerebro, similar a la excitación que moviliza a los jugadores compulsivos. Obsesionarse con las relaciones sexuales es destructivo para las relaciones de pareja, la salud mental y la carrera cuando en lo único en lo que uno puede enfocarse es en el sexo.
El aumento de la pornografía y su fácil acceso a través de Internet, la sexualización de casi todos los contenidos televisivos, están casi de la mano con la existencia de un número creciente de centros de tratamiento que ayudan a las personas a tratar lo que los psiquiatras consideran que son verdaderos problemas. Los adictos al sexo necesitan satisfacer sus deseos carnales más que cualquier otra cosa, aunque después se sientan mal. No dudan en masturbarse de forma compulsiva y consumir mucha pornografía -en revistas, televisión o Internet-. Son promiscuos y aficionados a los encuentros de una sola noche, ya sea con personas a las que conocen en algún local o bien recurriendo a la prostitución. En muchas ocasiones no se protegen, por lo que tienen más riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual y de provocar un embarazo no deseado.
El exhibicionismo y el voyeurismo son otras de las aficiones de estos pacientes que, en último extremo, pueden incluso llegar a cometer una violación, aunque son los menos.
¡TELÉFONO!
Pocos son los que no tienen celular. Sin duda los aparatos se han convertido en la extensión de muchos, que tienen en la palma de su mano, pequeñas computadoras. Pero el uso constante del móvil ya no se asocia únicamente a hacer y recibir llamadas, sino a un universo de mensajes de texto, correo electrónico, redes sociales, aplicaciones, etc.
El doctor Chris Knippers, del Centro Betty Ford en California, asegura que el uso excesivo de los teléfonos celulares se ha convertido en un verdadero problema social, no muy diferente de las más conocidas adicciones ya que se comporta como un obstáculo para el contacto personal y provee un escape de la realidad.
A diferencia de otras adicciones, como el alcoholismo o la ludopatía, la edad de inicio es muy baja, desde los doce años, debido entre otras causas al fácil acceso que los menores tienen a este sistema de comunicación y también al no existir efecto rechazo, sino todo lo contrario, por parte de la sociedad a su uso.
Depende de uno disminuir la cantidad de tiempo que pasa usando el teléfono móvil, puede reducirlo gradualmente si es necesario, pero es necesario un verdadero esfuerzo en no atender o realizar llamadas cuando está con otra persona. Apagarlo durante las comidas no debería ser un inconveniente.
Los síntomas de adicción al celular son varios, la factura es el primer aviso. Si el teléfono es un medio para comunicarse con sus amigos, ¿para qué lo sigue usando cuando los tiene al lado? Otro síntoma es que uno nunca se separa del teléfono. Lo lleva al baño, durante la comida, ante el televisor, en las reuniones familiares. Aunque no hay un número de horas a partir del cual se puede afirmar que se está ante un uso patológico del teléfono, los expertos dan una pista. ¿Qué cosas está dejando de hacer por estar llamando?
ESA TACITA DE CAFÉ
Una taza de café no le hace daño a nadie, dos tampoco, pero tres ya es otra cosa, más aún si son tres tazas diarias o arriba de tres. La moda del café con todas sus variantes (lattes, cappuccinos y mocha frappaccinos), también ha llegado a Bolivia.
Aunque desde siempre los bolivianos hemos disfrutado de una excelente calidad de esta bebida, hoy tomar café es hasta símbolo de estatus. Por eso el excelente negocio de las cafeterías es cada vez más creciente
¿Cómo saber si es adicto? Ante todo, es por supuesto la cafeína y no el sabor del café por lo que algunos desarrollan una necesidad diaria, y los expertos en salud creen que esta dependencia es un desorden mental, al igual que la adicción a una droga.
Investigaciones realizadas por la Escuela de Medicina John Hopkins, de Baltimore, examinaron 170 años de evidencia científica sobre los efectos de la cafeína y sus consecuentes síntomas, concluyendo que su consumo regular desencadena una dependencia física, es decir, una forma de adicción. Cuando se suprime de forma brusca el consumo de cafeína se puede experimentar síntomas tales como dolores de cabeza, fatiga o letargo. Por lo general, estos efectos son temporales, sólo duran unos pocos días y se pueden evitar si la disminución de la cafeína se realiza en forma gradual.
“UN ROLLO Y ME MUERO”
Está bien tratar de lucir lo mejor posible, pero hay un paso no tan grueso entre esto quienes intentan llevar su estado físico al límite, adicción que se llama vigorexia.
Un estudio publicado por el Diario de Neurociencia del Comportamiento, editado en Washington, descubrió similaridades entre el ejercicio excesivo y la conducta vinculada al abuso de drogas. Otra investigación, realizada por la Universidad de Wisconsin, halló que cuando se negaba el ejercicio a determinados animales, los análisis revelaban actividad en áreas del cerebro que normalmente se vinculan al retiro de droga.
El abuso del deporte causa más daño que bienestar. El cuerpo necesita descanso para recuperarse, por lo que negárselo puede ocasionar serios problemas de salud.
Según un estudio que publica el Journal of Sports Medicine and Physical Fitness, una presigiosa revista americana, los deportistas que tienen una mayor adicción al deporte suelen ser personas tímidas y con falta de sociabilidad refugiándose así en la actividad física.
Entre los síntomas de adicción están: Sentimiento de culpa por no poder entrenar un día. Dejar de asistir a actos sociales con amigos o familiares para acudir al gimnasio o salir a correr. Cuando cada entrenamiento se convierte en competición. Cuando se duda de los diagnósticos médicos cuando se sufre una lesión y se sigue entrenando. Cuando se empieza a tomar suplementos sin control.
LA CAJA BOBA
¿Es de los que llega a su casa e inmediatamente enciende el televisor? ¿Se siente ‘acompañado’? Puede que se haya convertido en un adicto a la TV. La televisión es una parte tan integral de la vida hogareña que cualquiera que no tenga una es considerado un fenómeno. Pero ver demasiada tele puede ser malo para la salud, además de un gasto monumental de tiempo.
En las Universidades de Stanford y Missouri estudiaron los trucos televisivos: cortes, zoom, paneos y ruidos sorprendentes, llegando a la conclusión que activaban esta “respuesta orientativa”. Esto explicaría en parte ese efecto hipnótico que ejerce sobre el televidente. Por ejemplo: se recuerda más, una imagen editada desde distintos ángulos que una fija. De allí la efectividad de los video clips -. Y aunque todavía no hay muchos estudios al respecto, lo mismo se puede decir de la computadora y los juegos de vídeo.
Para comprobar que no tiene una relación insana, pruebe con encenderlo sólo cuando sepa qué programa darán, o intente solo ver programas que realmente disfrute.
Asígnese un límite para mirar solo una hora por día, o vaya reduciendo gradualmente el tiempo que pasa sentado frente al televisor.
MI TRABAJO ME ESTÁ MATANDO
Los japoneses usan la palabra 'karoshi', que significa 'muerte por trabajo', y por más que suena a una exageración hay fuerte evidencia de que la adicción al trabajo es una forma genuina de desorden obsesivo compulsivo, que puede dañar seriamente la salud, e incluso provocar una muerte temprana.
Según el diario de Medicina Ocupacional y Ambiental, trabajar 12 horas o más por día aumenta el riesgo de enfermedades graves en un 37 por ciento.
Pero, ¿cuál es la diferencia entre trabajar y hacerlo en exceso? Los expertos dicen que se trata de alcanzar un balance: si trabaja mucho pero logra hacer tiempo para divertirse, todo está bien. Pero si en medio de una parrillada o al borde de la piscina se encuentra pensando en el trabajo, algo está fallando. Trabajar demasiado puede generar niveles elevados de estrés y enfermedades cardíacas, y hasta puede ser causante de problemas en el matrimonio o relación de pareja. Entre los síntomas están la ansiedad e irritabilidad; depresión; necesidad creciente de trabajar más y dedicarle más tiempo al trabajo; preocupación constante por el rendimiento laboral; la sensación continua de estar agobiado, de no llegar a todo; sensación de vacío emocional y la infravaloración de otros tipos de actividad distintos a la laboral
“UN BOCADITO MÁS”
Aunque para muchos no es más que una excusa para justificar los kilos sobrantes, los científicos han demostrado que verdaderamente la gente puede convertirse en adicta a la comida, y a ciertos alimentos en particular. De hecho, eliminar esos alimentos destructivos de la dieta puede ser tan difícil como dejar el cigarrillo. Nada ayuda a esta adicción, ni la sobreoferta de comida chatarra, ni la composición de las mismas, la mayoría elevada en grasas, azúcar y sal, que justamente son los más adictivos.
David Kessler, excomisionado de la Administración de Alimentos y Drogas de Estados Unidos, aseguró que estos alimentos alteran nuestra química cerebral y "para millones de personas, la comida chatarra es simplemente imposible de resistir".
Entre los síntomas está que la comida ocupa una parte importante del tiempo, ya sea porque come o porque piensa mucho en la comida y que las emociones están muy relacionadas a la cantidad de comida o a su manera de comer. Aunque se asocia con sobrepeso, no siempre los adictos a la comida son gordos. Para curar esta adicción es necesario trabajar con la autoestima, conflictos emocionales no resueltos, ideas erróneas, control de la impulsividad, adquisición de nuevas herramientas para solucionar los problemas, etc.
DE COMPRA EN COMPRA
Los estereotipos señalan a las mujeres como las principales adictas, pero lo cierto es que la compulsión por las compras también afecta a los hombres, de hecho un estudio del diario Psychiatric Times descubrió que los porcentajes de hombres y mujeres que sufren esta condición son casi iguales (5,5 por ciento contra 6 por ciento respectivamente, aunque los hombres son más propensos a gastar dinero en gadgets y aparatos electrónicos).
Los adictos a las compras encuentran en ellas una forma de escapar del estrés, la ansiedad y las presiones de la vida diaria. Sin embargo, los gastos descontrolados pueden ser un serio agravante, muy destructivo mental y físicamente, dado que puede llevar a una depresión por su probabilidad de llevar a una persona a la bancarrota.
Para enfrentar este círculo vicioso de gasto los doctores generalmente lo tratan como un desorden obsesivo compulsivo, e incluso se puede llegar a necesitar ayuda contra la depresión y ansiedad.
Los síntomas a tomar en cuenta son: El ir de compras se ha convertido en el eje de la vida de la persona. Se tiene la necesidad constante de adquirir nuevas cosas, en su mayoría innecesarias. Incapacidad para vivir con un presupuesto acorde a los ingresos.
(Con datos de El Mundo.es, www.psicoloeduca.com, el correo.com, www.fadm.org.ar, www.zitre.com/es)
Conozca su cerebro
Saber cómo funciona su cabeza puede ayudarlo no sólo a prevenir, también a remediar. El 2012 ha sido declarado "Año de la Neurociencia" en Europa, por lo que los científicos de ese continente están trabajando sobre una selección de 10 cosas que los científicos descubrieron en 2011.
Comer menos mantiene al cerebro joven
Una molécula llamada CREB1, que se activa cuando la dieta es restrictiva, pone en marcha a genes ligados a la longevidad y al buen funcionamiento del cerebro.
El tamaño de la red de amigos en Facebook y el tamaño del cerebro están relacionados
El número de amigos que tenemos en la red social Facebook es proporcional al tamaño de ciertas regiones de nuestro cerebro. Así se deduce de un estudio realizado por científicos del Instituto de Neurociencias Cognitivas del University College de Londres (Reino Unido).
El éxito y el fracaso activan todo el cerebro
Las señales que se generan en el cerebro cuando una persona cuando tiene éxito o cuando fracasa no se procesan en una zona restringida de la corteza cerebral. Las conexiones neuronales en estos casos se extienden prácticamente por todo el cerebro, según revela un estudio de la Universidad de Yale que apareció publicado en la revista Neuron.
Sin vitamina B12, el cerebro encoge
El pescado, la carne, la leche y los huevos son las principales fuentes de vitamina B12, también conocida como cobalamina.
Una falta de esta sustancia en la dieta puede hacer que el cerebro pierda células cerebrales y desarrolle problemas cognitivos, según un estudio publicado en Neurology.
Para evitar que su cerebro se canse, haga ejercicio
Hacer ejercicio regularmente aumenta tanto en las células musculares como en las neuronas el número de mitocondrias, las organelas encargadas de suministrar energía a las células. De este modo reduce el cansancio mental, según demuestra un estudio de la Universidad de Carolina del Sur.
El cerebro humano se está encogiendo
El cerebro humano ha reducido su tamaño en los últimos 30.000 años. Concretamente, las últimas mediciones revelan que el volumen medio del cerebro del Homo sapiens en este periodo ha disminuido un 10%, es decir, de 1.500 a 1.359 centímetros cúbicos, el equivalente de una pelota de tenis.
Las personas distraídas tienen más materia gris en el cerebro
Las personas que se distraen con una mosca y apenas consiguen mantener la atención en una sola cosa pueden echarle la culpa a un grupo de neuronas del lóbulo parietal superior, según un trabajo que publicaba la revista Journal of Neuroscience.
Identifican la zona del cerebro que controla la vergüenza
Investigadores de la Universidad de California (Estados Unidos) han conseguido identificar la parte del cerebro que se pone en acción cuando sentimos vergüenza. Se trata de la corteza cingulada pregenual anterior, según hacían público este año los autores en la reunión anual de la Academia Americana de Neurología que se celebra en Hawaii. (Con datos de agencias)
No hay comentarios:
Publicar un comentario