Fundas de silicona. Es la más típica que se puede encontrar, existen para prácticamente todos los modelos de smartphones y se caracteriza por cubrir prácticamente todo el terminal, dejando visible únicamente la pantalla o el teclado (o ambos) para interactuar con el dispositivo. Aguantan muy bien las caídas, puesto que absorben el impacto contra el suelo, especialmente si son más gruesas.
Fundas rígidas. Se caracterizan por añadir muy poco grosor al teléfono y ajustarse a la perfección. Suelen disponer de diseños y colores diferentes, incluso personalizables. A la vista dejan los controles, la pantalla y los conectores y principalmente cubren la parte trasera del terminal para evitar que se raye. A la ventaja de lo poco que ocupan y la personalización que ofrecen, hay que poner que pueden incluso desmontarse tras una caída, no absorben correctamente el impacto y su funcionalidad es mas estética.
Fundas calcetín. Son aquellas en las que se guarda el teléfono, aunque para utilizarlo es necesario sacarlo de la misma. Durante esos momentos, el teléfono está completamente desprotegido. No permiten el acceso a los controles, ni a la cámara, únicamente sirven para guardar el dispositivo, son bastante seguras ya que cubren la totalidad del mismo.
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