Los entusiastas del iPad de Apple hicieron largas filas el viernes frente a los comercios en diez países, incluso Estados Unidos, para estar entre los primeros en conseguir el nuevo modelo.
La tercera versión del iPad salió a la venta a las 8 de la mañana hora local, y en otros 25 países se venderá dentro de una semana.
El nuevo modelo, a precios desde 499 dólares en Estados Unidos, trae un procesador más rápido, una pantalla mucho más nítida y una cámara mejor, aunque los cambios no son tan grandes como cuando salió el iPad 2.
"No creo que valga la pena por el precio, pero supongo que soy una víctima de la sociedad", comentó Athena May en París.
Unas 450 personas se alinearon frente al comercio de Apple en el barrio de Ginza, en el centro de Tokio. Algunos pasaron la noche durmiendo frente al local.
En Londres, Dipak Varsani hizo fila a partir de la 1 de la mañana del jueves y dijo que le atrajo la pantalla mejor del nuevo modelo.
"Se ven las películas y los partidos con mayor nitidez", se justificó. "Lo uso como un artefacto multimedios".
En Hong Kong, una corriente estable de compradores escogió sus nuevos aparatos a horas predeterminadas en el único comercio de Apple después de participar en una lotería en internet.
El sistema, que requirió que los compradores presentaran tarjetas de identificación locales, previno la compra por parte de visitantes de China continental, - el mercado de mayor crecimiento de Apple -, que tienen reputación de adquirirlos afuera y evitar el impuesto a las ventas.
Todavía no se anunció la fecha de su venta oficial en China.
Kelvin Tsui, trabajador de hospital en Hong Kong, fue autorizado a comprar dos y planeaba vender el segundo para ganar algún dinero.
Dos años después del debut del primer iPad, el lanzamiento del tercer modelo fue el segundo "suceso tecnológico" del año para los consumidores después de la presentación anual del iPhone.
Los clientes podían encargar los iPad antes de tiempo para recibirlos en sus hogares el viernes, pero muchos fueron a los comercios para palpar el ambiente de entusiasmo.
"La gente siempre se detiene para hablarnos", dijo en Londres Harry Barrington Mountford. "Pero estoy agotado; apenas dormí 45 minutos".
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