Las mujeres, no sólo en la vida real, sino también en internet, pasan el tiempo comunicándose, mientras los hombres prefieren jugar, según un estudio publicado por la revista Cyberpsychology, Behavior and Social Networking.
Si bien ellas y ellos llegaron a equipararse en la cantidad de horas que pasan frente a la computadora, en las aplicaciones que utilizan la división sigue siendo neta, agregó la investigación.
El estudio, llamado “Género, internet, experiencia, identificación en internet y ansiedad en internet: un seguimiento a diez años”, fue dirigido por Richard Joiner, de la Universidad de Bath.
“Nuestro estudio -explicaron los autores- descubrió que, más que superar las diferencias de género que se encuentran en el mundo real, internet las refleja y, en algunos casos, las amplifica”.
Los especialistas analizaron el comportamiento de 501 alumnos de psicología de cinco universidades británicas, a quienes se les dio un cuestionario, donde cada aplicación de internet -desde la salud a los juegos en línea- debía ser calificada de 0 a 7 según el número de horas de utilización (el 7 correspondía a “más de cinco horas”).
Se buscó, además, que la muestra se acercara lo más posible a la de otro estudio sobre comportamiento de los géneros en internet realizado diez años antes.
Las mujeres mostraron una ventaja en el uso de las redes sociales (con un puntaje promedio de 4,5 frente a 4,2 de los hombres), en el e-mail (4,5 frente a 4,3) y en las llamadas telefónicas vía web. Ellas también mostraron un mayor uso de los teléfonos celulares.
Los hombres en cambio las superaron no sólo en las categorías fácilmente detectables, como los sitios para adultos y los de apuestas y juego en línea, sino también en la descarga de música y video.
Además, desmintiendo viejos mitos sobre la adicción a las compras, ellos ganaron con el “on line shopping”, totalizando un puntaje promedio de 1,8 frente a los 1,7 de las mujeres.
Lo que marca las principales diferencias, subrayaron los autores de la investigación, es precisamente la llegada de las redes sociales.
“En la investigación idéntica en 2002 -explicaron- no hubo diferencias tan sustanciales, pero en esa época la web era muy diferente, precisamente por la ausencia de redes sociales”.
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