Las autoridades de San Francisco están dispuestas a promover un boicot contra Apple, que tiene sede en la no muy lejana localidad californiana de Cupertino, porque la compañía fundada por Steve Jobs no quiere seguir sometiéndose a las verificaciones sobre impacto ambiental de sus plantas y productos.
Estas verificaciones son necesarias para obtener una suerte de “etiqueta verde” que ponga al corriente a los consumidores sobre los parámetros ecológicos del iPhone, el iPad y las computadoras personales de Apple.
En realidad, el boicot parece haber comenzado hace tiempo, ya que según los últimos datos municipales la compra de iPhones, iPads y laptops de Cuperino no superaba los 46.000 dólares ya en 2010. Poco importa si entre los más fervientes admiradores de la manzanita está el presidente norteamericano, que promovió la difusión de los productos Apple en su administración: al punto de ganarse el apodo de iObama.
“Estamos decepcionados por el hecho de que Apple decidió retirarse del sistema de certificación”, explicaron en el municipio de San Francisco, donde esperan que el actual responsable de la empresa, Tim Cook, lo piense de nuevo. Sin embargo, el heredero de Steve Jobs por el momento no parece tener intención de volver hacia atrás sobre sus pasos.
“Apple mide el impacto ambiental de sus actividades y productos constantemente, proporcionando incluso en línea las cantidades de gases emitidos que provocan efecto invernadero”, dijo la vocera de la firma de Cupertino, Kristin Huguet.
No hay comentarios:
Publicar un comentario