Un mismo cable de fibra óptica une la Argentina, Brasil, Venezuela, Perú y Chile. Otro baja desde Portugal hasta el balneario argentino de Las Toninas, previa parada por África. El que provee de Internet a Panamá también sirve a México y los Estados Unidos.
Estos países se encuentran unidos con otros países por la vía submarina desde hace años mediante una red gigantesca, que fue creciendo sin que nadie lo percibiera, ni pensara en cómo llegan a su ciudad o pueblo las comunicaciones.
El mapa interactivo SubmarineCableMap de 2012, hecho con la colaboración de Telecom Egipto, revela la radiografía de los cables que pasan por debajo de los océanos.
Así, por ejemplo, se puede encontrar el South American 1, que comenzó a operar en el año 2000. Es el que más localidades latinoamericanas atraviesa. Desde Valparaíso y Arica, en Chile, pasa por Perú, Ecuador y Guatemala, da la vuelta por Florida en EEUU, Colombia y República Dominicana y termina en Brasil y la Argentina.
El South American Crossing tiene un recorrido similar, circundando buena parte de América del Sur. Desde Europa, la única fibra óptica que llega es la Atlantis-2, que sale desde Portugal, bordea África y encuentra como destino Fortaleza, Brasil, y Las Toninas, la Argentina.
Entre los EEUU, México, Costa Rica y Panamá está la Pan-American Crossing. Y también entre Florianópolis, en Brasil, Maldonado, en Uruguay, y Las Toninas, en la Argentina, está la Unisur.
El mapa es mucho más amplio y brinda detalles de la fisonomía de la red de la fibra óptica en todo el mundo. De él se desprende también la extensa unión comunicacional que hay entre Europa y los Estados Unidos.
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