Bill Gates, fundador de Microsoft y uno de los grandes visionarios de la era informática, rechazó en 1998 un prototipo de e-reader (lector de libros electrónicos) que le fue presentado por un grupo de investigadores, calificándolo de “insignificante”.
Según las revelaciones de la revista Vanity Fair, uno de los expertos que en su momento trabajaban en el proyecto contó que a Gates no le gustó la interfaz, porque no estaba en línea con aquella típica de Windows.
El rechazo no se debió a razones económicas, sino al hecho de que el fundador de Microsoft no apreciaba el uso de la pantalla táctil. Un gran error estratégico, dado que faltaban nueve años para la salida del Kindle de Amazon, y Gates perdió así la oportunidad de adelantarse a sus adversarios.
El creador de Windows sólo cedió ante la idea de la pantalla táctil 14 años después, cuando ya el iPhone y el iPad de Apple habían fijado un nuevo estándar en la industria: hace menos de un mes, en efecto, que salió al mercado Surface, la tableta de Microsoft que apunta a competir con el iPad de Apple.
Hoy un solo producto de Apple, el iPhone, genera más ingresos que todas las mercaderías de Microsoft combinadas, asegura la nota firmada por Kurt Eichenwald.
El artículo, llamado La década perdida de Microsoft, se basa en decenas de entrevistas y registros corporativos internos para trazar la historia de “una serie de decisiones empresariales increíblemente equivocadas” bajo la dirección de Steve Ballmer, el actual responsable de la empresa.
Uno de los principales errores, asegura Eichenwald tras la charla con empleados y ex empleados, es el sistema de “stack ranking” que obligaba a cada unidad de Microsoft a declarar a una cierta cantidad de empleados como de “rendimiento alto, bueno, promedio o pobre”.
“Cada actual o ex empleado de Microsoft que entrevisté citó el ‘stack ranking’ como el proceso más destructivo dentro de la compañía”, agrega, ya que “lleva a los trabajadores a enfocarse en la competencia con los demás en lugar de competir con las demás compañías”.
Ed McCahill, un responsable de marketing en Microsoft durante 16 años, aseguró que la “burocracia” le hizo perder a la empresa el liderazgo que tenía -con “años de adelanto”- con los dispositivos portátiles equipados con Windows CE.
Uno de los grandes problemas fue la lealtad hacia el Windows de escritorio y Office, dos sistemas pensados para poner información por medio de un teclado, no con el dedo ni con un lápiz: “Windows era el dios, todo tenía que funcionar con Windows”, recordaron ex empleados de la empresa.
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