Según el investigador Bonsiepe, en el libro escrito el año 1985 titulado “El diseño de la periferia: debates y experiencias”, biónica es una palabra derivada del griego “bios”, que significa “vida” y el sufijo “ico”, que significa “relativo a”. En algunos ámbitos la palabra también se ha descompuesto como “bios” igual a vida y “nica” como técnica o electrónica. El término “biónica” fue empleado por primera vez el año 1960, cuando el comandante de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, Jack Steel, realizaba una investigación comparativa entre los sistemas naturales y los sistemas sintéticos y quiso otorgar un nombre a este proceso para el cual no tenía un calificativo. La definición que él dio en su momento fue: “Análisis del funcionamiento real de los sistemas vivos, y una vez descubiertos los trucos, materializarlos en aparatos.” Tomar la naturaleza como referencia para la adaptación del entorno del hombre, es un elemento que se ha empleado desde la antigüedad, sin embargo, no se le puede llamar biónica a cualquier aproximación del hombre frente a lo biológico. La definición de Steel es la primera que se tiene con elementos conceptuales.
Si se piensa que todo lo creado por el hombre es naturaleza, y que el hombre es sólo una parte más de ella, no sería difícil entender que el medio natural lleva la delantera. Esta idea de referencia se encuentra presente desde el origen del objeto, cuando el hombre observaba su entorno para solucionar sus necesidades básicas y adaptar los primeros utensilios. Hoy en día, la naturaleza también puede ser de apoyo en los problemas proyectuales que los seres humanos enfrenten, como referente del mundo de lo natural para crear el mundo de lo artificial. Gabriel Songel, en su tesis doctoral escrita el año 1991 titulada “Estudio metodológico de la biónica aplicada al diseño industrial “, plantea que “todos los que se dedican a la actividad proyectual, en cualquiera de sus ámbitos, desde el arte a la ingeniería, siempre han de crear a partir de sus materias primas, bien porque las creaciones van a interactuar con el medio ambiente, o simplemente porque existen sentimientos de fascinación por la construcciones de sistemas complejos que la naturaleza ha sabido desarrollar”. La naturaleza ofrece planteamientos de problemas, pero también ofrece de manera concreta y verificable las soluciones a ellos. Bajo esta premisa, Viktor Papanek, en el libro escrito el año 1977 titulado “Diseñar para el mundo real”, introduce un pensamiento creativo donde la solución ideal a cualquier problema de diseño consiste siempre en lograr el “máximo mediante lo mínimo”. Bajo este principio de mínimo esfuerzo, la naturaleza actúa, vive y evoluciona.
En palabras del investigador Rodolfo Coronado, en la conferencia realizada el año 2007 titulada “Biónica, Metodología e Innovación”, Litenitsky propone el concepto de “patentes biológicas”, refiriéndose a los logros del hombre ya expresados en la naturaleza. Comenta que “todos están acostumbrados hoy a considerar logros del ingenio humano como algo normal y corriente, sin que se sienta por ello el menor asombro”. Da a entender que todo por asombroso que parezca tiene su registro de patentes naturales, algunos ejemplos de ellos son; la transmisión hidráulica la posee la arena, el radar ultrasonido lo tiene el murciélago, el motor a reacción funciona en el calamar, mencionando ejemplos de alta sofisticación como el sismógrafo super sensible; presentes en el escarabajo de agua y en el saltamontes. Con estos ejemplos, el autor busca declarar que la naturaleza no solamente está bellamente construida, sino que también está idealmente calculada. Agrega que “el crear en su proceso evolutivo cualquiera de sus obras, unió en un todo la armonía de la belleza con la armonía de lo racional, dándoles la única forma justa que desde el punto de vista del ingenio resulta ser óptima”. En la naturaleza se conjugan maravillosamente lo simple y lo complejo, lo asequible y lo inaccesible a primera vista, lo común y lo novedoso, y a pesar de lo complicada y enigmática que es la hechicera naturaleza, expresada en el libro “Iniciación a la Biónica”; los seres humanos van penetrando en sus secretos. La naturaleza desvela fácilmente los secretos de su creación, de las originales estructuras de los organismos vivos, los procesos vitales, los principios de funcionamientos de infinitos y sutiles mecanismos.
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