Según el investigador Antonio Ponce, en el artículo escrito el año 1994 titulado “Inteligencia artificial y educación”, las computadoras hoy en día, han dejado de ser aquellos aparatos misteriosos, de los cuales se sabía solamente a través de películas o novelas de ciencia ficción, para ser consideradas, ahora, como una herramienta con la que casi, la mayor parte de las personas, tienen que ver de alguna u otra manera, todos los días. Pero a pesar de la incursión gradual de las computadoras en la vida de las personas, cuando se habla de inteligencia artificial se piensa todavía en un lado obscuro de la computación, ese lado obscuro en el que antes estaba la computación en general y que ahora se ha dejado sólo para ciertas partes de ésta; se vienen a la mente imágenes de un grupo de locos que trabajan para lograr que una computadora piense, tenga sentimientos y emociones, y en general, sea humanizada. Más obscuro parece volverse el asunto cuando se habla de la relación entre la inteligencia artificial y la educación. ¿Qué aportes podría ofrecer a la educación una disciplina que trata de lograr un “Frankenstein a la moderna”? ¿Es que se supone que al tener computadoras pensantes, en caso de lograrlas algún día, se podría sustituir al profesor por uno de estos artificios? ¿Será esta la finalidad de los que buscan aplicar la inteligencia artificial en la educación? o ¿existen otras aplicaciones?
En palabras de los investigadores Wright y Forcier, en el libro escrito el año 1987 titulado “La computadora: Una herramienta para los profesores”, la educación asistida por computadora es un “ambiente de aprendizaje caracterizado por la interacción educativa entre la computadora y el estudiante”. Esta es una definición bastante amplia; Lockard, en el libro escrito el año 1987 titulado “Microcomputadoras para educadores”, define distintos tipos de sistemas de educación asistida por computadora: (1) Ejercicio y Práctica. Sirve para reforzar conocimiento adquirido anteriormente. Se presenta un estímulo, el estudiante responde y recibe retroalimentación inmediata. Este tipo de educación asistida por computadora es heredero directamente de las máquinas de enseñar de Skinner. (2) Tutorial. Sirve para presentar material nuevo al alumno. Son “programas de computadora que enseñan manteniendo un diálogo con el estudiante. Presentan información, hacen preguntas y deciden mostrar nueva información o revisar la actual basándose en el nivel de comprensión del estudiante”. Lockard, en el libro citado, distingue entre los tutoriales lineales, que siempre presentan la misma información en el mismo orden, y los multilineales, donde el estudiante o la computadora elige un camino individual. (3) Simulación. El estudiante interactúa con una analogía de la realidad. Debe tomar decisiones basándose en la situación presentada, provocando que esta se transforme, simulando la realidad, en una nueva situación sobre la que hay que volver a decidir. (4) Juego Educativo. Sirve para enseñar o reforzar algún objetivo educativo predetermindado. El juego y el material didáctico son inseparables. La intención no es reflejar la realidad, como la simulación, sino presentar un reto divertido. (5) Resolución de problemas. Sirve para mejorar las habilidades del estudiante para resolver problemas que, en general, no se relacionan con alguna materia en particular. (6) Libros Electrónicos. Sistemas cuya única función es presentar, de una o más formas, información didáctica solicitada por el estudiante.
El hecho de que la inteligencia artificial tenga como objeto primordial de estudio el conocimiento y su forma de representación hace que desde sus inicios surjan las preguntas relacionadas con el aprendizaje y la educación. Los investigadores Newell y Simón, en el artículo escrito el año 1972 titulado “Solución de problemas humanos”, analizan en profundidad las características de los expertos solucionando problemas frente a los aprendices. Pero, la proyección más destacada de la inteligencia artificial a la educación se da con los sistemas tutores inteligentes, propuestos por los investigadores Barr y Feigenbaum, en el libro escrito el año 1981 titulado “Manual de la inteligencia artificial”.
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