Dinero, una de las mayores motivaciones y así se confirma cuando vemos que los mismos creadores de malware ya no buscan la fama, la admiración o reconocimiento, ahora simplemente quieren dinero; cuanto más mejor. Cualquier método para lucrar es válido. Ya se conocían en el medio a los hackers mercenarios que se alquilan al mejor postor; los supermercados de listas de números de tarjetas de crédito y la compraventa de datos personales para el robo de identidad. Con la difusión de los kits de malware ya ni siquiera hacía falta ser un programador avanzado para diseñar un virus o un troyano. Bastaba con recurrir a unas cuantas herramientas para tener listo enseguida un código malicioso. Era el momento del “hacerlo por ti mismo” del malware.
Pero ahora los hackers van más allá. Se han convertido en auténticos emprendedores que prestan sus servicios por Internet. Y cubren todos los aspectos. Cualquier internauta, por muy novato que sea, puede conseguir un troyano a la carta, por un módico precio, que le va a permitir obtener el control total a distancia de cualquier ordenador desprotegido.
Es el modelo de negocio del software como servicio, pero aplicado al malware. El cliente contrata un troyano capaz de administrar de forma remota un número determinado de máquinas por una cuota mensual. Todo muy cómodo, muy sencillo, muy conveniente, y encima barato. El cliente no necesita ser un experto informático, porque las páginas web son realmente simples de usar. Y si tiene alguna duda, siempre puede aprender de tutoriales con vídeos paso a paso, al más puro estilo del e-learning, como una auténtica escuela en línea. Con lecciones como “diseñe su propio troyano”, “aprenda a camuflarlo” o “métodos eficaces para difundirlo”.
Este tipo de servicios de malware personalizado son muy comunes en Europa del Este, pero actualmente están comenzando a extenderse a otros lugares, especialmente a Latinoamérica. Recientemente, el equipo de Kaspersky Lab acaba de descubrir uno de estos negocios en Brasil. Comercializa troyanos que proporcionan el control absoluto de la máquina, para recopilar todo tipo de información personal, económica y bancaria, incluyen el acceso a cuentas de redes sociales y de correo electrónico. Es un servicio completo, que incluye crear y alojar un nuevo troyano personalizado, así como gestionar la administración remota de las máquinas comprometidas. Todo sin ser necesidad de ser un programador, y por una cuota mensual.
Los precios ofertados por estos ciberdelincuentes brasileños son de 15 reales brasileños al mes (unos 6 euros) para cinco máquinas, 25 reales brasileños al mes (unos 10 euros) para diez máquinas, y así sucesivamente en tramos de cinco en cinco equipos hasta llegar a 40 máquinas, que cuestan 90 reales brasileños al mes (unos 36 euros). Las fórmulas de pago son bastante completas. No sólo admiten las principales tarjetas de crédito, sino también pagos por móvil y boletos bancarios.
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