Se levantan por la mañana y lo primero que escuchan es el anuncio que hace el equipo al prenderlo: “Su antivirus está actualizado”. Probablemente, también sea el “único contacto con la realidad que tengan durante unas largas horas”. Si es así, es posible que se esté ante un caso de tecnofilia, un término que actualmente se utiliza para referirse al mal uso de tecnologías y los daños que estas pueden ocasionar, explica la psicóloga Carmela Lambertín. “No solo se produce como una adicción a la informática y a los avances en computación, sino que también se manifiesta por el interés exagerado en los últimos modelos de teléfonos y otros objetos tecnológicos”, enfatiza.
Ciencia que puede dañar. No se puede negar que los avances han traído beneficios a la sociedad mundial; sin embargo, también acarrean problemas psicológicos a las personas, aspectos en el que más afecta el mal uso de los últimos avances tecnológicos, "Los comportamientos y conducta se ven enormemente afectados”, dice la profesional.
De esta manera, pueden ocasionar una sensación de inseguridad y el fracaso escolar en el afectado. Asimismo, desarrolla agresividad y falta de empatía a las personas de su alrededor, puntualiza Lambertín.
Efectos físicos. Aparte de los problemas psicológicos que suelen traer, si el cuadro es exagerado, pueden significar graves problemas para la integridad física. "Por ejemplo, si pasa muchos días sentado frente a su computadora afectará a su función cardiovascular". "Están tan obsesionados con el aparato que no se levantan para comer, ni para hacer nada, entonces esto les lleva al sedentarismo”, especifica la especialista “Hay un caso en Japón en la que una persona en tres días no se levantó de su escritorio y a causa de ello tuvo una mala circulación y en consecuencia murió”, cuenta la profesional.
La detección e intervención de la familia y amigos. La profesional recomienda a los familiares que propongan actividades al aire libre; ir al parque, salir a caminar, tomar un helado. "La participación de la familia es un factor importante”, resalta.
Lambertín, puntualiza que no se debe pasar más de tres horas diarias en la Internet o también estar dos horas en la mañana y dos en la tarde, de lo contrario puede ser contraproducente. “Lo que no se puede hacer es pasar más de dos horas seguidas en la Internet”, finaliza la especialista.
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