En muchos sentidos, la trayectoria de profesor en un aula a docente on line de decenas de miles de estudiantes refleja un movimiento más amplio, que es posible que transforme la educación superior. Varias empresas ya ofrecen una enseñanza de élite a nivel universitario —que antes solo estaba disponible en el campus, a un gran coste y solo para unos estudiantes selectos— gratuita para todo el que tenga una conexión a Internet.
Las posibilidades. Estos cursos masivos abiertos, o MOOC por sus siglas en inglés, utilizan el poder de su enorme número de matriculados para enseñar de una nueva manera, aplicando la tecnología del trabajo masivo a los foros de discusión y a las calificaciones, y permitiendo que los profesores usen las clases on line y reserven tiempo de clase en el campus para relacionarse con los estudiantes. Los MOOC acapararon la atención pública por primera vez el año pasado, cuando Sebastian Thrun, catedrático de la Universidad de Stanford en California, ofreció un curso gratuito sobre inteligencia artificial que atrajo a 160.000 estudiantes de 190 países.
Crece la oferta. Hoy en día hay millones de estudiantes matriculados en cientos de cursos en Internet, entre ellos los que ofrecen Udacity, una empresa derivada de Thrun; edX, una sociedad de capital riesgo de Harvard y del Massachusetts Institute of Technology, y Coursera, una empresa derivada de Stanford que ofrece el curso de Duneier y otros 200 más.
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