La idea es reunir a un grupo de adolescentes brillantes de entre 16 a 18 años, quienes serán entrenados para defender estructuras informáticas importantes, como servicios, bases de datos y sitios web oficialistas, con el primer ministro presentándolos como “los futuros interceptores de ataques del Estado“, entregándoles la responsabilidad de aprender la defensa contra hackers y luego servir a su patria en ese campo.
Esto le permitirá a los jóvenes aprovechar su talento de una forma que no podrían conseguir en otro lugar, aprendiendo de gente que seguramente sabe mucho y ya ha repelido con éxito ataques contra Israel, asegurándose empleo para el futuro y en el peor de los casos, habiendo adquirido un conocimiento importante a temprana edad.
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