21 enero 2013

Jóvenes denuncian que sufrieron violencia cibernética por lo menos en una ocasión

GABRIELA DAZA, ESTUDIANTE

“El año pasado me pasó que me mandaban todo el tiempo mensajes ofensivos y de amenaza a mi cuenta de Facebook, me amenazaban a mí y también escribieron que a seres de mi familia les pasaría algo, al principio no le di mucha importancia pero luego a mi hermana la asaltaron entonces empecé a asociar estos hechos con mi portal y me dio mucho miedo, cada día ingresaba a mi cuenta rezando que no hayan escrito cosas feas, pero al final tuve que cerrar esa cuenta, ahora tengo otra pero cuido mucho más a quiénes agrego como amigos”.

TANIA LINARES, VECINA DE RÍO SECO.

“Yo acostumbraba ir solamente a un café Internet y misteriosamente llegaron a mi correo muchas cartas anónimas que en un inicio eran tiernas, luego el administrador del lugar me confesó que había accedido a mi contraseña para saber mis datos y me buscaba, me llamaba, me esperaba por mi casa, hasta que tuve que decirle a mi papá y él lo negó todo. Aunque ahora ya no voy a ese lugar, siento que ese muchacho continúa acechándome por mi zona, creo que la información en este caso debe ser muy privada, no está bien que aprovechen la tecnología para estos fines”.

FERNANDA GUTIÉRREZ, CIUDADANA DE VILLA ALEMANIA.

“Una vez entré al chat y conocí a un chico que vivía en España, era muy chistoso y charlábamos mucho tiempo pero un día conectó su cámara web y se veía desnudo, yo le escribí para que se cubra y comenzó a realizar actos obscenos en cámaras, obviamente cerré el portal inmediatamente pero más tarde descubrí que me había escrito mensajes que describían lo que quería hacerme y cosas muy feas, al ver que jamás le respondí, continuó escribiendo con amenazas e insultos, tuve que cerrar mi correo y ahora no chateo con nadie que no conozca personalmente”.

FRANKLIN TAPIA, VECINO DE ALPACOMA.

“Yo tuve que crear una nueva cuenta en la red social Facebook porque alguien se metió a la que tenía, cambió mi contraseña y mandaba mensajes de insultos y amenazas a mi familia, amigos y conocidos. Posteriormente, tuve que escribir a cada uno de ellos explicando que no era yo el que manejaba este espacio pero muchos no creyeron lo que les decía y perdí muchas amistades porque alguien suplantó mi identidad y engañó a todos mis contactos”.

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