Hoy en día es natural ver a los niños manipulando un celular, Ipad, o una computadora al mismo tiempo. El problema está en que estas herramientas tecnológicas poseen múltiples entretenimientos como juegos, Internet, chats que pueden convertirlos en adictos, produciendo desequilibrios que impiden su socialización y entorpecen su desarrollo.
Conducta. Según el psiquiatra Richard Rojas, este tipo de conductas repetitivas tiene en común que resultan placenteras en la primera fase pero después no pueden ser controladas por el sujeto. Al igual que ocurre con otras adicciones, el niño acabará efectuando dicha conducta ya no tanto por la búsqueda de gratificación, sino por reducir el nivel de ansiedad que les produce el hecho de no realizarla.
Posibles causas. La mayoría de los expertos coinciden en señalar que dichas tecnologías no generan, por sí mismas, la adicción. Las personas con determinados problemas previos son las que más recurren a ellas y hacen un uso indebido de las mismas. Rojas señala, que los niños que se encuentran en situación de riesgo son aquellos que viven en un ambiente familiar poco propicio para su desarrollo o falto de un adecuado nivel comunicativo, suelen poseer una baja autoestima y tienden a huir de un mundo adulto que les resulta hostil, refugiándose en las nuevas tecnologías.
Consecuencias. Un niño tímido por naturaleza puede encontrar en la "privacidad" del ciberespacio un medio para liberarse de las ansiedades que le producen las relaciones sociales diarias. En principio esta actividad, dentro de unos límites, no debería suponer nada pernicioso. La barrera de lo patológico se cruza cuando dicha conducta implica tanto al sujeto que conduce a dependencia. En definitiva, la adicción, les impide desarrollar sus habilidades sociales en la vida real. A partir de aquí se desarrolla una tendencia al aislamiento, se rompen las relaciones sociales, se produce el fracaso escolar y aparece la agresividad.
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