Le apasionan las nuevas tecnologías. Álex Chipana es veterinario, aunque no ejerce esta profesión. Un día mientras navegaba en internet se quedó impactado con un video en el que vio cómo "un dron (vehículo aéreo no tripulado) armado irrumpía en una habitación llena de mafiosos y los aniquilaba”.
Así le surgió la idea de crear la versión boliviana de este aparato al que llamó "@droneBO”. Siguió una exhaustiva investigación. Necesitó de mucha creatividad e imaginación para llevar a cabo la composición, en la que además aplicó sus conocimientos en matemáticas, conceptos básicos de aeronáutica y manejo de tornillos. Tardó cinco meses en terminar el ensamblaje.
Estas naves aéreas, también llamadas "vant”, que son controladas remotamente a través de un radiocontrol, se suelen utilizar en otros países para llevar a cabo tareas de seguridad o investigación. Están dotadas para la toma de imágenes desde el aire, por lo que sirven para controlar el tráfico vehicular, las fronteras o los temas de narcotráfico.
Según Chipana, "los drones más sofisticados que utilizan países como Estados Unidos, Israel o China son usados para operaciones bélicas”. Mientras que en Bolivia "es nuevo y hasta que la gente no conozca su uso, no habrá suficiente interés”.
El creador de la versión boliviana, que vive en El Alto, presentó su proyecto en la reciente feria sobre aplicaciones y aparatos operados y hechos con software y hardware libre, que tuvo lugar en el Palacio de la Revolución (ex Senater) de La Paz.
Tras el evento "algunas personas me contactaron principalmente para saber el costo y comprobar las pruebas de vuelo. De momento el Ejército es el que ha mostrado más interés”.
Para Chipana, el perfeccionar cada vez más el diseño del dron supone un reto personal: "con este proyecto me siento realizado en el ámbito tecnológico”.
Todas las partes del aparato son importadas, desde las hélices, motores, controladores de vuelo hasta los GPS. Proceden de China, Inglaterra y EEUU. La estructura, diseñada por el veterinario boliviano, es pleglable, con capacidad para caber fácilmente en una mochila, junto con el radio control y baterías.
Puede volar en un radio de dos kilómetros de altura y está diseñado para tomar imágenes aéreas de gran calidad, usando satélites GPS para mantener la estabilidad en el vuelo. Chipana explica que puede despegar y aterrizar en áreas pequeñas, por lo que no requiere pistas.
El dron alcanza una velocidad de 50 kilómetros por hora y puede volar durante 10 minutos, aproximadamente. Si se le acaba la batería durante el vuelo, aterriza automáticamente.
"Hay ideas muy creativas en El Alto”
Iniciativas Según el veterinario que vive en El Alto, "hay muchas iniciativas intrépidas que tienen que ver con la tecnología, sobre todo en El Alto. Por ejemplo, tengo unos vecinos que están haciendo un helicóptero y hay otros que hicieron un coche de carreras”. Aunque lamenta que proyectos de esa magnitud no cuenten que el correspondiente apoyo gubernamental.
Consultoría Actualmente el creador de la primera versión boliviana del dron trabaja en consultorías.
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