El clima de protestas y de agitación social que vive Venezuela desde hace una semana está saturando internet en el país sudamericano, donde miles de personas han volcado su ansiedad por conseguir información en una red que echa humo.
Desde que el pasado 12 de febrero una manifestación pacífica acabó en violencia en Caracas, dejando tres muertos y un país profundamente conmovido, los venezolanos se han lanzado a navegar por Internet para buscar y subir información de cuanto sucede en uno de los países con mayor penetración de telefonía inteligente de la región.
Enganchados a redes sociales como Twitter, los venezolanos opinan, se informan y cuentan qué está pasando, averiguan qué calles están cerradas y por dónde transitar y leen las valoraciones de la práctica totalidad de actores políticos del país, que casi sin excepción tienen cuenta en este tipo de plataformas.
Los internautas parecen haber dejado a un lado a los medios de comunicación tradicionales para informarse y han exigido tanto a la red que la navegación se ha visto afectada.
"Hemos tenido una demanda por nuestros clientes de datos enorme durante la última semana, a partir de los hechos del 12 de febrero", indicó a Efe el vicepresidente de infraestructura tecnológica de Movistar en Venezuela, Juan Comerma.
Explicó que en lugares como Caracas el incremento de consumo de datos aumentó un 35%; en Valencia, la tercera ciudad del país, fue del 20 por ciento y en Barquisimeto (oeste) subió un 25%.
"En promedio nacional tenemos un incremento del 10% de salto de una semana a la otra", señaló Comerma, al subrayar que eso era lo que se esperaba para todo el año.
En total en este momento se consumen alrededor de 11 gigabites por segundo cuando hace una semana se estaba en entre 9 y 9,5, incremento cercano al 20 por ciento, según indicó el representante de Movistar, empresa que tiene una cuota del 50 por ciento del mercado venezolano en telefonía inteligente y de alrededor del 34 por ciento en telefonía celular.
¿En qué se emplean todos esos datos? Sobre todo en imagen, en vídeos colgados en la plataforma Youtube, y en navegación.
También las herramientas de mensajería como Twitter, que normalmente no consumen tanto ancho de banda, se han convertido en puerta hacia soportes más pesados con los enlaces que publican los usuarios.
La empresa Twitter advirtió el mal funcionamiento de su red en Venezuela la semana pasada señalando que las imágenes estaban siendo bloqueadas en este país, algo que, dijeron, podría haber sido causado por el Gobierno.
La empresa telefónica pública venezolana CANTV replicó negando esas afirmaciones y recordando que los servidores de Twitter no están en Venezuela.
Muchos usuarios de internet consideran que no están bien informados a través de los medios de comunicación, especialmente la televisión, que se ha ido alejando del espectro más crítico al Gobierno, indicó a Efe Andrés Cañizalez, experto en comunicación y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas.
Además, algunos periódicos importantes, como El Nacional, pasan dificultades para publicar sus ediciones diarias por la escasez de papel ante la falta de la concesión de divisas para importarlo.
Así las cosas se produce una combinación de factores que han convertido hoy a las redes sociales en un espacio de generación de información de referencia en Venezuela.
"La clase media activa políticamente ha encontrado en las redes sociales la manera de informarse sobre esto que está ocurriendo pues efectivamente se le ha llamado de muchas formas pero estamos en medio de un blackout (apagón) informativo para las voces disidentes", indicó Cañizalez.
Sin embargo, el recurso a las redes sociales para informarse tiene "muchos problemas", subrayó el experto, remarcando que "parte de la gran herencia del periodismo tradicional era poder tener un medio y saber que lo que se está diciendo ahí es vedad".
"Parte de lo que tenemos en Venezuela es la necesidad de tener fuentes confiables en un contexto en el cual se han multiplicado las fuentes, se han multiplicado los reporteros espontáneos y hay desde mi punto de vista una dosis de guerra informativa", dijo Cañizalez.
"Tenemos como un gran rompecabezas con muchas piezas que nos van llegando por las redes sociales pero algunas de esas piezas pueden ser piezas falsas o no encajar en el rompecabezas", agregó.
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