La sección PC-4 de Palmasola es como un barrio humilde de la periferia de Santa Cruz. Allí se encuentra de todo, hay una cancha de fútbol, iglesias cristianas, una pequeña sala de internet, quioscos de expendio de comida y otros.
La sala de internet está al ingreso de una de las celdas, parecida a un pequeño departamento. Ahí hay dos computadoras, una "cabezona” y la otra es portátil, al frente se observa un letrero visible que dice "INTERNET 1 hora 20 bolivianos”, "1/2 (hora) bolivianos 10” y "15 minutos 5 bolivianos”.
Los reos de esa celda, en una mayoría extranjeros, también alquilan computadoras portátiles: tres horas por 50 bolivianos; también alquilan cámaras fotográficas: cinco bolivianos por fotografía y también es posible arrendar celulares que tengan internet, aunque el costo de la hora es 10 bolivianos.
Uno de ellos explica que el negocio va bien porque varios de sus camaradas detenidos envían fotografías y cartas a sus novias y familiares que están afuera.
Los negocios más lucrativos -relata Gonzalo, detenido por la Ley 1008 hace dos años- son el tráfico de drogas y la venta de electrodomésticos.
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