La influencia de la humanidad sobre la Tierra es tan grande, y sus huellas en ella, tantas, que en un futuro quizá no muy distante, los hipotéticos paleontólogos del mañana que deseen averiguar cosas del pasado, se encontrarán con que las huellas de dinosaurios o las madrigueras excavadas por animales del pasado, han sido desbancadas por los vestigios de objetos artificiales de la humanidad. Excaven donde excaven, casi todo lo que hallarán será tecnofósiles. Si la especie humana se extinguiera, y la Tierra recibiera la visita de seres inteligentes extraterrestres, u otra especie inteligente surgiera en la Tierra, no les faltarían pruebas de que aquí existió una civilización que llegó a ser poderosa y, para bien o para mal, dominó el mundo.
Éste es el sugerente tema sobre el que trata un nuevo estudio llevado a cabo por el equipo internacional de Jan Zalasiewicz y Mark Williams, del Departamento de Geología en la Universidad de Leicester en el Reino Unido.
La situación expuesta aún está fuera de nuestro horizonte histórico futuro, pero algunos atisbos se aprecian en lo que se ha dado en llamar arqueología industrial, una rama muy reciente de la arqueología que se centra en la recuperación y estudio de maquinaria industrial muy antigua.
Tal como argumentan los autores del estudio, el impacto fósil que los humanos hemos tenido sobre el planeta es enorme, y no tiene precedentes en la naturaleza; no ha habido nada remotamente parecido desde que la Tierra se formó, hace unos 4.500 millones de años.
En el estudio se argumenta que, al igual que los dinosaurios, que en su tiempo se convirtieron en la forma de vida dominante y de mayor éxito del planeta, y que dejaron suficientes de sus huesos y pisadas como para que los humanos las hayamos descubierto y hayamos aprendido cosas sobre esas bestias, los humanos también dejaremos nuestras huellas, pero mucho más numerosas, variadas y complejas que las de los dinosaurios, ya que las nuestras estarán formadas por bienes materiales exclusivos de la humanidad, los cuales son tan diferentes a todo lo producido por los animales en la historia de la Tierra que merecen tener un nombre propio: Tecnofósiles.
Aparte de los restos del propio cuerpo, las huellas dejadas en la Tierra por los seres vivos del pasado lejano son modestas y de unos pocos tipos: Huellas de pisadas, oquedades excavadas para servir de madrigueras, y pocos tipos más.
En cambio, una sola especie, el Ser Humano, ha superado colosalmente al conjunto de todas las especies que han pasado por el mundo. La especie humana ha fabricado millones de tipos diferentes de evidencias físicas de nuestra existencia en el mundo, que van desde las de tamaño nanométrico hasta las conformadas por ciudades enteras.
Mientras que los rastros fósiles dejados en el terreno, como por ejemplo las madrigueras de animales, han cambiado de patrón con una lentitud geológica, durante el transcurso de millones de años, a medida que los organismos que los producían evolucionaban, las cosas que los humanos fabricamos evolucionan ahora a gran velocidad, ya que nuestras fábricas llevan productos nuevos al mercado cada año, y los viejos quedan obsoletos. Muchos de los objetos viejos que ahora yacen en vertederos de basura o desperdigados por cualquier parte, quedarán enterrados en sedimentos, y comenzarán a afrontar un proceso que muy probablemente les convierta en tecnofósiles.
Donde los dinosaurios dejaron huellas de pisadas, la humanidad dejará autopistas, aeropuertos, ciudades, y también multitud de pequeños objetos artificiales, como bolígrafos, teléfonos móviles y cepillos de dientes, por citar algunos.
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