El biosensor es capaz de monitorear el crecimiento de cerca de 400 células en tan sólo 30 minutos, en comparación con el método tradicional que requiere por lo menos 24 horas de incubación.
Esta tecnología, que tiene potencial de aplicación en la industria alimentaria y el sector salud, fue desarrollada por especialistas del Instituto Politécnico Nacional (IPN) en colaboración con el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), y el proyecto de investigación de su desarrollo obtuvo el Premio Nacional de Ciencia y Tecnología de Alimentos 2013 (PNCTA) en la Categoría Profesional en Tecnología de Alimentos, que desde hace 38 años organizan el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y la Industria Mexicana de Coca-Cola.
El doctor Jorge Chanona Pérez, de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) del IPN y coordinador de la investigación, indica que estos dispositivos tienen una alta sensibilidad y pronto será posible hacerlos portátiles y a bajo costo.
“Hemos construido el microbiosensor como prueba de concepto para evaluar su potencial en la biodetección de bacterias; el dispositivo está basado en aprovechar la resonancia de una palanca o viga (cantilever) de tamaño micrométrico, para evaluar pequeños cambios de masa del orden de los nanogramos (que es el peso aproximado de una bacteria)”.
Chanona Pérez explica que construyeron el microbiosensor empleando un porta cantilever que soporta una viga fabricada de silicio, de 125 micrometros de largo por 50 de ancho y 4 de espesor.
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