Boris "no fue programado para tomar objetos. Fue programado para aprender cómo tomarlos", explica el profesor Jeremy Wyatt, de la Escuela de Ciencias de la Computación de la Universidad de Birmingham.
"Es uno de los primeros robots en el mundo con la inteligencia necesaria para manipular objetos desconocidos con una habilidad que le aproxima a las capacidades del cerebro humano", explica Wyatt. Boris examina los objetos con sensores de profundidad insertados en su cabeza y en sus muñecas y "en 10 segundos calcula cerca de mil posibilidades para sujetar y manipular un objeto nuevo con sus cinco dedos robóticos", recoge el objeto y "averigua dónde ponerlo en el lavavajillas", explica.
Boris, presentado esta semana por primera vez durante el British Science Festival, fue creado en un proyecto de colaboración internacional llamado Pacman, financiado por la Comisión Europea, que tuvo una duración de cinco años y un coste de alrededor de medio millón de dólares.
Nick Hawes, quien lidera el equipo que entrena a Boris, dijo que los objetos más desafiantes para el robot son los que se mueven, como los humanos. "Si te mira, se mueve más despacio", dijo.
Para los desarrolladores, la patente de este robot marca un gran paso adelante en la robótica, pues hasta ahora la inteligencia artificial sólo había conseguido recoger objetos de un tamaño fijo y colocarlo en un lugar concreto. "Es bastante común programar robots para esta tarea, las fábricas de producción en cadena son un buen ejemplo de ello. Sin embargo, cuando esos objetos varían en tamaño o forma, los robots tienden a ser torpes", explicó Wyatt. Con Boris se abre la puerta a una nueva generación de robots capaz de "hacer frente a la incertidumbre a la que se enfrentan cada día los humanos", comentó.
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