Más de 2.000 hackers de todo el mundo se reunieron durante tres días en Buenos Aires para debatir sobre seguridad informática, compartir nuevas ideas y desafiarse entre sí, en el marco de la conferencia "Ekoparty", cuya décima edición se clausuró ayer en la capital argentina.
Según declaró a Efe el organizador del evento, Jerónimo Basaldúa, "Ekoparty" supuso un "punto de encuentro" para investigadores de todas partes del mundo y especialmente, de Latinoamérica, ya que les permitió presentar descubrimientos y vulnerabilidades en el sector de la seguridad informática.
Basaldúa insistió en que el concepto de "hacker" suele tener una connotación negativa, pero "no es algo malo", sino que se trata de una persona "inquieta" que permanentemente quiere descubrir los fallos de un sistema y entenderlo para no utilizarlo o poder ayudar a su fabricante.
El encuentro se basó en charlas, talleres de trabajo en grupo, actividades y conferencias, aunque una de las zonas más atractivas para los asistentes fue la de desafíos, en la que los "hackers" debían superar una serie de retos en 15 minutos y optar, así, a un premio en metálico.
La mayoría de los 2.000 asistentes eran investigadores profesionales, aunque este año consiguieron acercarse a muchos estudiantes y personas de diferentes niveles de conocimiento.
ENSEÑAN A “HACKEAR” Mediante talleres menos especializados en los que enseñaron al público a "hackear" un automóvil o un sistema de cable de un hogar, consiguieron atraer a más gente de a pie, algo fundamental para Basaldúa, ya que la sociedad "debería estar más preocupada" por su seguridad.
Con el organizador coincidió el ponente y "hacker" Luciano Martins, quien realizó un recorrido por la forma en la que se utiliza la privacidad de los ciudadanos desde los gobiernos y las empresas.
"Hay que ser mucho más consciente de cómo una compañía grande utiliza la información de las personas para obtener un beneficio económico", apuntó el experto en declaraciones a Efe.
Sin embargo, Martins no quiso sembrar el pánico y señaló que pese a que los datos ya los tienen empresas y gobiernos, los verdaderos dueños de la información son los ciudadanos, y por ese motivo "hay que cuidarla lo máximo que podamos".
En esta décima edición, las grandes ausentes volvieron a ser las mujeres, algo que, para el organizador Basaldúa, se debe a que el sector de la seguridad "ofensiva", basado en aprender a robar una contraseña o vulnerar un sistema, es algo que interesa "sobre todo a los hombres".
Sin embargo, es un factor que están intentando cambiar promoviendo este tipo de encuentros desde las universidades y acercándose a los más jóvenes.
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