John Hunt va aún más allá. Hunt es director del Centro de Ingeniería de tejidos de Liverpool y está convencido de que un día las impresoras 3D serán capaces de imprimir órganos completos. "Pueden imprimirlo todo. Eso es lo maravilloso de estas impresoras", dice Hunt a Deutsche Welle. "Podríamos empezar a pensar en imprimir un páncreas, un hígado o un órgano similar".
Suena a ciencia ficción y Hunt admite que un órgano procedente de impresora no sería cien por cien lo mismo que uno auténtico que el paciente recibe en un trasplante.
Pero no habría que imprimir un hígado tal y como lo conocemos", explica. "Bastaría con imprimir un órgano que funcione a nivel metabólico como un hígado, pero no hace falta que tenga su apariencia".
La gran ventaja es que el paciente no debe esperar años hasta que finalmente aparezca un donante. Es cierto que el órgano impreso tardaría un tiempo en empezar a funcionar dentro del cuerpo, pero cuando se está en una lista de espera, nunca se sabe cuándo va a poder recibirlo.
Señala que poner el énfasis en las características funcionales del órgano y no en su apariencia puede suponer una ventaja.
John Hunt
"Bastaría con imprimir un órgano que funcione a nivel metabólico como un hígado, pero no hace falta que tenga su apariencia".
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