La inminente decisión de exportar la gestión de dominios fuera de EE.UU., junto con la trascendencia que tienen ya la ciberseguridad y la privacidad harán que 2015 sea "crucial" frente a desafíos mundiales para el control de la red, según el coordinador del Foro de la Gobernanza de Internet en España.
"Estamos en un momento particularmente importante" en temas de gobernanza de la red, y "los países deberían implicarse más, sin que se vea alterado el dinamismo digital actual, es decir, con una mayor cooperación entre ellos, pero sin excederse en regulaciones que pudieran acabar con la innovación en este sector.
Así lo ha asegurado en una entrevista con EFEfuturo el catedrático Jorge Pérez Martínez, coordinador del Foro de Gobernanza de Internet en España (IGF), cuyas próximas jornadas anuales se celebrarán, en Madrid, los días 27, 28 y 29 de mayo, y en donde participarán grandes expertos de la Administración, de empresas tecnológicas y asociaciones de usuarios de Internet, entre otros, para debatir los desafíos que plantea el gobierno de la red.
Este foro nacional, creado en 2007, en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación (Etsit) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), es pionero, respecto a otros países, en este tipo de iniciativas surgidas a partir del llamado foro de la gobernanza mundial.
En esta cita anual en España se reflexionará sobre el aumento del ciberacoso escolar e infantil, la ciberseguridad o los retos que emanan de la economía digital, entre otros temas que están incitando a algunos países a incrementar el control sobre la red.
Según el coordinador del Foro de la Gobernanza de Internet en España, responsable de la Cátedra Red.es en la Universidad Politécnica de Madrid, "los países cada vez son más conscientes de la importancia del control sobre los recursos críticos de internet".
Prueba de ello es el espionaje masivo de internautas por gobiernos como el estadounidense, justificado por las autoridades por motivos de seguridad, mientras los regímenes totalitarios buscan controlar el mundo virtual, conscientes de que las redes sociales interfieren en la creación de opiniones y movilizan a las masas e incluso promueven revoluciones.
"Ha llegado el momento de tratar a nivel global los problemas asociados a internet; trascienden las fronteras físicas y no valen ya solo soluciones locales", añade este experto, autor de libros como "El debate sobre la privacidad y seguridad en la Red: regulación y mercados", de la Fundación Telefónica y la editorial Ariel, en donde hace repaso de los próximos desafíos de internet en relación con estas cuestiones.
La gobernanza de internet involucra a muchos actores que pelean por su porción del pastel: los recursos críticos los controlan asociaciones en EE.UU.; las operadoras de telecomunicaciones y los gobiernos actúan a nivel nacional, y entretanto, las grandes tecnológicas, tipo Google o Facebook, operan a nivel mundial siendo conscientes del poder del acceso a datos personales de sus usuarios, fundamentales para sus estrategias comerciales.
Esto genera fricciones en ámbitos como la privacidad o la seguridad en Internet, dados los intereses encontrados entre empresas y gobiernos, según el experto.
Ahora las tecnológicas se afanan por encriptar datos de sus usuarios en las comunicaciones con fines de seguridad, mientras los gobiernos recelan de esas prácticas, que entorpecen la lucha contra el cibercrimen o el terrorismo internacional al dificultar el acceso a la información en la red.
El gobierno de internet está "muy fraccionado", reitera; las decisiones las toman los agentes implicados en su puesta en práctica (administraciones, empresas, sociedad civil) y no las fija un gobierno en solitario, ni una organización internacional concreta, como en otros ámbitos multilaterales.
De ahí la relevancia de los foros de gobernanza, tanto los nacionales como los internacionales a los que se elevan las propuestas y reflexiones de los regionales, y que luego sirven para avanzar en este modelo de gobierno compartido entre varios agentes y "que ha demostrado que funciona", dice, y por lo que no descarta que pudiera trasladarse con el tiempo a otros ámbitos políticos y económicos con intereses multilaterales.
Por ejemplo, para negociaciones controvertidas como las reducciones de dióxido de carbono que pactan los países, porque involucran a muchos agentes sociales y económicos de todo el mundo, y las decisiones son muy difíciles de adoptar mediante clásicas estructuras institucionales.
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