Las cabinas telefónicas, actualmente en desuso, serán reemplazadas por quioscos electrónicos, que además de servir para realizar llamadas, permitirán acceder a internet y realizar trámites en línea, informó Carlos Mostajo, ingeniero del Programa Nacional de Telecomunicaciones de Inclusión Social.
Este anuncio se hizo durante un taller organizado por el Ministerio de Obras Públicas con motivo de celebrar el Día Internacional de las Telecomunicaciones. En el evento se expuso el Plan Nacional de Telecomunicación que, entre otras características, busca implementar en el país dispositivos públicos de acceso a internet.
Estos quioscos electrónicos son una versión moderna y con muchas más funciones que la cabina telefónica.
"Necesitamos un quiosco electrónico que permita hacer llamadas telefónicas, navegar en Internet y permita también el uso de aplicaciones. El Gobierno electrónico necesita dar pasos agigantados y este es un elemento que ha sido diseñado (…). La gente va a poder hacer trámites", explicó Mostajo.
El plan piloto de quioscos electrónicos será concluido este año y se espera que en 2016 se puedan instalar los primeros aparatos en diversos municipios. El objetivo es la instalación de kioscos en 7.140 localidades del país hasta el 2020, con una inversión de 292 millones de bolivianos.
Cabinas fuera de servicio
Antes del ingreso de la telefonía celular a Bolivia, una de las formas de comunicarse era a través de las cabinas telefónicas que fueron instaladas en plazas, calles y avenidas de parte de las cooperativas telefónicas de diferentes ciudades.
Estas cabinas fueron instaladas en lugares céntricos. Se caracterizaron por tener una forma de caparazón armado sobre un pilar de metal.
Medían aproximadamente dos metros y en su interior se alojaba el aparato telefónico, que tiene el tamaño de un cajón de zapatos, y funciona con una moneda o tarjeta magnética. El auricular está conectado al aparato a través de un cable.
Hoy por hoy, estos aparatos son inservibles. En la ciudad de La Paz se los puede encontrar en el paseo del Prado o en plazas como la Abaroa o Bolivia. Están pintados de color azul o amarillo, aunque ahora son empleados para colar avisos o afiches de algún evento en particular, o finalmente para resguardarse del sol o la lluvia.
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