Las inscripciones para la quinta versión de las Olimpiadas Científicas Estudiantiles cerraron en Cochabamba y, a diferencia de otros años, entre los registrados hay más estudiantes provenientes de unidades educativas rurales que están inclinados al área de robótica.
Aiquile destaca porque tiene 238 equipos registrados en el área de robótica. Con esa cifra, Aiquile se constituye en el municipio de Cochabamba donde más producción robótica habrá en el marco de las Olimpiadas Científicas Estudiantiles.
En representación de Cercado, y específicamente en robótica, hay poco más de un centenar de equipos, detalló un miembro del Comité Académico Departamental, Yoyo Montoya Burgos.
Montoya agregó que, tras el cierre de las inscripciones, sigue un proceso de capacitación a los estudiantes inscritos, con el propósito de que hagan una buena representación.
Contó que, a solicitud de algunas unidades educativas registradas en las Olimpiadas, un equipo de auxiliares de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) fue, a principios de mes, a instruirlas en robótica.
Los escolares aprendieron conceptos básicos de programación, mecánica, electromecánica y demás. Con los lineamientos dados, ellos podrán desarrollar sus proyectos, según la categoría en la que estén registrados.
Existen tres categorías: A, de WRO Bolivia; B, Hardware libre; y C, Makers (constructores). La última, según Montoya es la que más atrae a los escolares.
La categoría Makers privilegia el uso de materiales reciclables para la construcción de manualidades en papel e incluso la fabricación de máquinas o robots mecánicos. En esta versión, la temática son los dinosaurios, detalló una integrante del Comité Académico Departamental, Wendoline Arteaga.
Para corroborar que los estudiantes construyeron sus robots, uno de los requisitos de las Olimpiadas Científicas Estudiantiles es que cada equipo presente pruebas documentadas del proceso de construcción. Así se evitarán los proyectos reciclados.
Beneficios
de la robótica
para niños
Francisco Belchi
Pedagogo
Cuando pensamos en un taller para nuestros niños podemos pensar en varios aspectos, seguramente el primero de ellos es que los niños se lo pasen bien.
Con la robótica los niños disfrutan de una actividad muy lúdica ya que para ellos es como un juego en el que hay dos partes, primero una parte de construcción de un modelo y por otro lado pueden hacer que ese modelo cobre vida independiente, cosa que hasta ahora no podía hacer ningún juguete de su entorno, lo cual les entusiasma.
Al elegir el taller también podemos plantearnos que sea útil y no un mero entretenimiento.
En este aspecto, con la robótica el niño aprende por un lado la programación informática necesaria para controlar un robot, y por otro lado, quizá más importante, aprende a pensar de manera lógica, creando supuestos y relaciones entre los sensores y motores que le ayudan a crear un pensamiento inductivo y deductivo. Este desarrollo de la manera de pensar, hará que el niño vea de forma implícita la utilidad de los conocimientos aprendidos en matemáticas o física.
Otro factor importante a la hora de elegir, es el fomento de la creatividad, si cabe, la capacidad más importante en la inteligencia.
Con la robótica la creatividad es doble y por supuesto ilimitada. Se les plantea un problema real, el cual tienen que resolver primero construyendo un robot que sea capaz de solventarlo, y después crear las órdenes precisas para que resuelva el problema de manera autónoma.
Existen miles de soluciones válidas y cada niño podrá encontrar la suya.
Mirando hacia el futuro, las destrezas que aquí adquieran serán la base y el fundamento de los futuros programadores e ingenieros, en cualquiera de sus líneas. Desarrollando hábitos de trabajo documentado, crearemos en ellos las bases del pensamiento científico.
La sociedad está cambiando, y es cada vez más tecnológica, por ello, tenemos que formar a nuestros pequeños en materias que sean realmente útiles el día de mañana.
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