Internet se ha abierto paso en la enseñanza y empieza a formar parte del funcionamiento habitual en las aulas, a pesar de que los expertos coinciden en que todavía no se está aprovechando todo su potencial educativo, señala un reportaje de la agencia EFE-Madrid.
De acuerdo a la nota informativa, herramientas comunicativas para la interacción entre la comunidad educativa, soportes de contenido como los Recursos Educativos Abiertos, almacenes o repositorios de información, licencias abiertas de datos de autor para compartir materiales y contenidos forman un conjunto de elementos que hacen posible que docentes y estudiantes accedan más fácilmente al conocimiento, lo trabajen y lo compartan, señaló Daniel Domínguez Figaredo, profesor de Teoría de la Educación y Pedagogía Social de la UNED.
Los estudiantes –y cada vez más profesores– manejan de forma natural las herramientas digitales, “pero falta el toque de reflexión, la capacidad crítica sobre el uso de esos medios”, señala por su parte Isidro Moreno, doctor en Ciencias de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid, quien considera que “esa debe ser la labor fundamental de la educación y del profesorado”.
Aunque la introducción de Internet y las nuevas tecnologías se presupone como un hecho consumado en las aulas, la realidad indica que todavía queda mucho camino por recorrer. Para el profesor de la Complutense, este proceso no ha supuesto por ahora “casi ningún cambio” porque, a pesar por ejemplo de la introducción masiva de pizarras digitales en las aulas, “la inmensa mayoría sólo las usa para proyecciones y no se saca todo su rendimiento”.
Algo que resalta Daniel Domínguez –que destaca la aportación que Internet ha supuesto en cuanto a la riqueza metodológica– es la capacidad de los estudiantes para comunicarse dentro y fuera de la clase, la interacción, los materiales didácticos o la creatividad, pero lamenta que “todavía se tienda a utilizar (Internet) de manera mecánica y con parámetros del mundo analógico”, lo que limita las posibilidades que ofrece.
“Se da por válido el marco de referencia del mundo analógico”, precisó, con la figura de un profesor que imparte clase a unos estudiantes, cuando en realidad “pueden acceder a un mundo de información que supera con mucho lo que el docente dice en ese momento”.
Por el contrario, “cuando se digitaliza todo el proceso, se alcanza el enfoque multidisciplinar y se rompen las barreras convencionales”.
Para el profesor de la UNED, el principal problema reside en que los docentes carecen de libertad suficiente y se topan con límites normativos y curriculares que les impiden transformar la metodología. En cambio, en opinión de Isidro Moreno, “el problema fundamental es que el profesorado en general no está preparado para abordar una metodología basada en la utilización de las tecnologías”.
Los desafíos
Así las cosas, la enseñanza afronta una serie de desafíos para lograr un máximo aprovechamiento de Internet y las nuevas tecnologías:
1. La formación docente. La introducción masiva de Internet y las tecnologías digitales ha incrementado la demanda de formación de los docentes en los últimos años, aunque Domínguez concibe la formación continuada como una necesidad natural entre los profesionales.
2. La motivación. Motivación de los profesores hacia el uso de las tecnologías, junto a un ejercicio de “humildad pedagógica”. Apunta Isidro Moreno que el uso de las herramientas digitales pone en igualdad de plano al que enseña y al que aprende, “ya no se trata sólo del maestro que sabe de todo y enseña al alumno”.
3. La privacidad. Domínguez expone que Estados Unidos ha promulgado una ley que establece que el uso de comunidades de aprendizaje debe ser con fines educativos y no comerciales.
4. Facilitar el aprendizaje en red. El profesor de la Complutense considera que la función de la educación en general debe ser la creación de entornos colaborativos de aprendizaje, el conocimiento compartido. “Eso implica rasgarse las vestiduras y sentarse en un plano horizontal de igualdad”, advirtió.
5. Estimular la creación de contenidos. Plantea la creación de contenidos –un objetivo todavía lejano en la escuela a juicio de Isidro Moreno– por el propio profesorado y por unos estudiantes que manejan bien los dispositivos, pero que, de forma mayoritaria, no son capaces de desarrollar este trabajo.
6. Promover el manejo crítico de la información. “La red permite acceder a mucha información y debemos saber cómo utilizar eso como un recurso”, apunta el profesor de la Complutense.
7. La confianza. “Crear entornos de confianza en el uso y la gestión de las tecnologías digitales, por ejemplo, si hay una aplicación para el móvil que permite controlar la asistencia a clase, pero me tengo que crear una cuenta y no estoy seguro de cómo van a utilizar mis datos”, explicó el profesor de la UNED, Daniel Domínguez.
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