Perú, un país de gran patrimonio histórico, ha incorporado los drones a las clásicas herramientas de la arqueología para registrar y proteger sus sitios arqueológicos de daños climatológicos y humanos.
El uso de estas aeronaves ha permitido registrar hasta ahora 375 sitios arqueológicos, que representan el 63.5% de los que se encuentran en Lima Metropolitana, en su mayoría perdidos entre edificios y avenidas de una ciudad de más de nueve millones de habitantes.
Mientras una aeronave no tripulada sobrevuela una pirámide trunca prehispánica, en el distrito limeño de San Borja, el coordinador del área de fotogrametría del Ministerio de Cultura, Aldo Watanave, relata a Efe lo difícil que era elaborar un registro de sitios arqueológicos cuando no contaban con drones.
"Antes, para obtener las tomas desde el aire, debíamos consultar en los registros de fotografía aérea de los años 50, 60 y 70; o debíamos esperar a que un satélite pasara por una zona determinada y tomara una fotografía", relató.
Recuerda también las largas horas que el equipo del Ministerio de Cultura invertía para obtener los mapas a escala y en tercera dimensión (3D) de un sitio arqueológico.
Casi tres años después del inicio del proyecto, ya son nueve los drones que se encuentran a disposición del equipo de arqueología para la labor de registro, que se hace todos los días.
La flota está conformada por cuatro drones octocopteros (de ocho hélices), destinados a realizar fotografías y otros cinco cuatricopteros (de cuatro hélices) para víideo.
Con los drones, la labor se ha reducido, ahora sólo basta con que un experto maneje el control del aparato y otro compañero controle su altura y velocidad mediante una pantalla.
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