La IFA de Berlín, una de las mayores ferias tecnológicas del mundo, abrió ayer sus puertas tras dos días previos cargados de presentaciones de nuevos teléfonos y relojes inteligentes, pero también con ofensivas destinadas a relanzar el mercado de ordenadores y ofertas de novedosos electrodomésticos.
La muestra fue inaugurada por el alcalde de Berlín, Michael Müller, y el comisario europeo para la Agenda Digital, Günter Oettinger, que en su recorrido pudieron observar las propuestas de 1.645 empresas, un 7 por ciento más que el año pasado, que han contratado un total de 150.000 metros cuadrados para exponer sus productos.
En el primer día abierto al público los expositores pusieron el acento en algunas innovaciones que están desde hace poco en el mercado y con las que quieren familiarizar más a sus clientes.
Las posibilidades son amplísimas, apuntan en la feria, donde avanzan desde aplicaciones móviles para encender la calefacción antes de llegar a casa a colchones con múltiples sensores que cada mañana descargan en el teléfono un informe sobre la respiración, el pulso y los movimientos del usuario.
Un frigorífico de Siemens incorpora una cámara web que se puede consultar desde el móvil para revisar, sin estar delante, qué hace falta incluir en la lista de la compra.
Una lavadora Miele, por su parte, lanza una alarma al teléfono cuando se está agotando el detergente y permite, en tres clics, comprar más.
Otros de los puntos fuertes de la IFA en este año son los llamados "wearables", dispositivos tecnológicos que se llevan directamente pegados al cuerpo, del que los relojes inteligentes son uno de tantos ejemplos.
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