Cuando se estrenó Windows 10, Microsoft decidía ofrecer la última versión de su sistema operativo gratis durante un plazo de un año a los usuarios de otros productos de la casa, como los de determinadas versiones de Windows 8 o Windows 7. Los de Redmond quieren que los consumidores estén preparados por si acaso deciden pasarse a Windows 10. La cuestión es que están utilizado el sistema de actualizaciones de seguridad Windows Update como mecanismo para facilitar la adaptación. El método empleado no gusta a todos los usuarios. La compañía está distribuyendo los ficheros con el instalador de Windows 10 incluso a aquellos equipos cuyos dueños no lo han solicitado. En realidad, algunos apuntan razones para no instalar Windows 10 todavía.
Ciertos usuarios se están quejando de que han encontrado en sus equipos archivos con un tamaño de varios gigabytes que contienen el instalador de Windows 10, a pesar de no haber reservado ninguna copia de dicho sistema operativo. El diario The Inquirer informa sobre un usuario que se ha encontrado en su equipo una carpeta oculta que ocupa unos 6 GB llamada ‘$Windows.~BT’, después de que su sistema sufriera síntomas repetidos de fallos al actualizar Windows 10. Se intenta instalar en varias oportunidades.
Fuentes de la compañía han confirmado que los ficheros con el instalador de Windows 10 se están enviado a través de Windows Update. En concreto, afecta a aquellas personas que han elegido recibir actualizaciones automáticas vía Windows Update (que es la opción recomendada por cuestiones de seguridad). Según Microsoft, el objetivo es ayudar a que los equipos susceptibles de ser actualizados estén preparados para Windows 10. Así ya tendrán los archivos necesarios en sus dispositivos para ponerse al día cuando decidan hacerlo.
A ciertos usuarios, esta posibilidad no les parece tan útil, por diversos motivos. En primer lugar, el dueño del equipo no puede decidir si desea o no descargar los ficheros. En segundo, la operación consume ancho de banda para descargar el paquete, algo que puede salir caro ya que puede consumir muchos megas. Una vez descargada, la carpeta oculta ocupa varios gigabytes de espacio en el disco duro del equipo. Y, finalmente, lo más enervante: solicita la instalación cada que se enciende el dispositivo. Por si fuera poco, eso además puede causar la corrupción de Windows Update en el sistema, de forma que el usuario deja de poder recibir los parches de seguridad importantes y contra vulnerabilidades críticas. Su sistema puede quedar desprotegido, sobre todo si carece de conocimientos suficientes para levantarlo. Los casos más graves incluyo conllevan reinstalar completamente todo el sistema, algo muy complejo y que puede requerir varios días a un usuario experto, o bien tener que gastar dinero en llevar la computadora a un servicio técnico. Al final, algo que podría parecer una ayuda se acaba convirtiendo en una carga o incluso en un enorme problema para los usuarios menos avanzados.
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