En palabras de Salvioli, en el artículo publicado el año 2012 con el título “Los códigos de barras”, la captura automática de datos mediante tecnologías de identificación surgió hace algunas décadas de la necesidad de introducir rápidamente y sin errores información en sistemas de procesamiento, como alternativa a los procedimientos manuales por teclado. Cada vez más utilizada en los principales sectores industriales, la identificación automática permite una conexión directa, rápida y segura entre la fase de adquisición de la información y la de procesamiento en el sistema informático. Sus ventajas son numerosas: Destacan la operatividad en tiempo real así como la reducción de errores y costos. Ante todo, la identificación automática es la base de numerosos procesos empresariales, desde el paso de productos por la caja del supermercado hasta complejos sistemas de trazabilidad o de gestión de calidad en la cadena de suministro. A ello ha contribuido la ingente labor de estandarización de organismos y empresas. Si hasta hace veinte o veinticinco años el concepto “identificación automática” respondía al dominio absoluto del código de barras, en estos momentos existe una realidad tecnológica amplia y variada que está llevando este concepto tanto a nuevos ámbitos de aplicación, como a los ámbitos tradicionales con una mayor eficacia. El código de barras sigue vivo y creciendo con nuevas simbologías, y sigue ofreciendo la mejor relación prestación-precio en infinidad de sectores aplicativos, pero no está solo: La identificación por radiofrecuencia, la tecnología inalámbrica, los sistemas de visión artificial, el reconocimiento óptico de caracteres, los sistemas de voz o el inmenso campo que abren las soluciones de biometría completan un panorama tecnológico dispuesto, no sólo a incrementar la productividad en todos los procesos empresariales, sino también a mejorar la calidad de vida de las personas, su seguridad o la comodidad con la que desempeñan sus actividades cotidianas.
En el artículo titulado “Codificación de información mediante códigos de barras” escrito por Hernández y Martín el año 2004, se menciona que la mayor parte de los productos manufacturados, desde libros a latas de tomate, pasando por prendas de vestir, medicamentos, o paquetes de envío urgente, llevan una etiqueta con determinados símbolos o barras, que codifican información relativa a dicho artículo y que permiten identificarlo de forma unívoca. Así, se entiende por código de barras a un conjunto de líneas y números asociados a ellas, que va impreso en los productos de consumo y que se utiliza para su gestión informática. La información contenida en el código de barras hace referencia a datos relevantes del artículo, como el país de fabricación, su tamaño, propiedades, precio, etc. Estos datos son accesibles por medio de un lector óptico que “lee” el contenido del código mediante un rayo láser. La “lectura” es transformada por el software correspondiente y manipulada conforme a determinados requerimientos informáticos. El código leído es enviado a una base de datos que responde con el nombre del artículo, su precio y otros datos. En el caso de una venta, el artículo es dado de baja en el almacén, con lo que es posible gestionar las ventas diarias, el stock, etc.
Hernández y Martín, en el artículo citado anteriormente, señalan que la codificación de artículos más extendida se lleva a cabo mediante los llamados códigos de barras unidimensionales. Estos códigos ocupan, en realidad, dos dimensiones; sin embargo se llaman unidimensionales debido a que son leídos por un laser lineal, y basta con leer cualquier línea transversal al código, dado que todas ellas son iguales. No obstante, existen diferentes formas de llevar a cabo esta codificación. En general, la elección de un determinado tipo de código de barras depende de la aplicación para la que se desee utilizar. Los códigos de barras suelen tener dos representaciones: Una determinada cantidad de dígitos o caracteres en su parte inferior, no siempre presente, y una parte grafica formada por unas barras verticales de diferente grosor y separadas por unos espacios paralelos. Los códigos codifican determinado juego de caracteres, es decir, un conjunto específico de letras, números y símbolos. Todo código de barras contiene unos elementos característicos. Así, los separadores de inicio y de fin de cada código son combinaciones específicas de barras y espacios que indican al lector óptico donde empieza y dónde termina el código a leer. Los códigos se llaman bidireccionales si pueden ser leídos tanto de derecha a izquierda como de izquierda a derecha.
Con base en un resumen realizado por Hernández y Martin, considerando el libro de Steen, publicado el año 1999 con el título “Las matemáticas en la vida cotidiana”, además del sitio Web de la Asociación para la Identificación Automática y Tecnologías de Captura de Datos, y el sitio Web del Instituto Americano de Estándares Nacionales, se presentan los códigos de barras lineales más utilizados en la actualidad, así como una breve descripción de cada uno de ellos: (1) El código 39, código tres de nueve, es un código de longitud variable, adecuado para codificar datos alfanuméricos de carácter general. Cada carácter se representa mediante cinco barras y cuatro espacios, con solo dos amplitudes posibles: Gruesa y fina. (2) El código 2 de 5, intercalado dos de cinco, es un sistema de codificación de propósito general para datos numéricos. (3) Codabar es un código para la codificación de números que incluye algunos caracteres especiales. Dispone de cuatro separadores de inicio/fin, que pueden llevar información adicional. (4) El código 128, más condensado que el código 39, permite codificar ciento veintiocho caracteres ASCII, pudiendo utilizarse diferentes juegos de caracteres para codificar caracteres extendidos que no pertenezcan al idioma ingles. Cada carácter se representa mediante tres barras y tres espacios, que pueden tener cuatro amplitudes diferentes.
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