Hace tres años la empresa Reality mostró las primeras impresoras en 3D. Sus prototipos se usaron para hacer maquetas de arquitectura, partes de drones y también para imprimir partes de otras impresoras.
Hay software disponible para usar un escáner en 3D, con el que se puede registrar el rostro de cualquier persona y luego imprimirlo en una versión diminuta.
Ahora, el equipo ha dado un salto de calidad. Luis Fernando Moreno, Alejandro Farías y Wálter Martínez (ingenieros electrónicos) y Daniel Ramos (diseñador gráfico) aplicaron toda su experiencia a diseñar y ensamblar la impresora tridimensional más grande de Latinoamérica.
Así empezó el reto
La impresora que diseñaron estos jóvenes fue pedida por Heberth Pinto, un ingeniero metalúrgico y docente que ha abierto su empresa en El Alto. Se dedica a fabricar piezas fundidas para equipos de minería que vende principalmente en Potosí. Pinto les pidió la máquina, los de Reality aceptaron el reto y se firmó el contrato, que permitió entregar el dinero necesario para fabricar la impresora.
Para trabajo intenso
Durante tres semanas el equipo se dedicó a poner a punto la máquina. La llamaron Big Mama y es capaz de imprimir, en seis horas, una masa equivalente al block de un motor de seis cilindros, que pesa cinco kilos.
Fue diseñada con materiales especiales que resisten trabajo continuo hasta por 50 horas. El objetivo es hacer moldes en tamaño real para máquinas. También puede hacer cascos para motocicletas, parachoques para vehículos o cualquier otra pieza que se requiera. La superficie de impresión es de 61 cm de ancho, 61 cm de alto y 61 cm de alto.
La máquina argentina
El referente más aproximado de la Big Mama es una impresora fabricada por la empresa Bordafax en Córdoba: tiene 40cm por 20 cm de largo y 20 de alto
No hay comentarios:
Publicar un comentario