Las unidades SSD se han convertido en algo cada vez más habitual gracias a la importante bajada de precio que han experimentado los modelos basados en SATA, ya que como sabemos aquellos que utilizan el puerto PCI-E tienen todavía precios bastante prohibitivos.
El rendimiento es una de sus mayores ventajas, pero no es la única, también son más eficientes y resistentes al carecer de piezas mecánicas, lo que los hace especialmente recomendables para equipos portátiles, aunque debemos tener claro que para maximizar su aprovechamiento y vida útil hay una serie de pautas o consejos que debemos seguir:
No utilice herramientas de desfragmentar
Los SSDs son totalmente distintos a los HDDs y funcionan de otra manera, lo que implica que no necesitan los mismos mantenimientos. En el caso de los discos SSD la desfragmentación reduce su vida útil.
En aquellas unidades cada sector concreto tiene un número máximo de operaciones de escritura que marcan su vida útil, y al desfragmentar se llevan a cabo dicho tipo de operaciones sin que tengan además beneficio alguno, con todo lo que ello supone.
No lleves a cabo limpiezas
En los HDDs cuando eliminamos archivos los sectores se marcan como borrados, pero hasta que no se sobreescriben dichos datos permanecen y se pueden llegar a recuperar si es necesario.
No utilice sistemas operativos antiguos
Cuando utilizamos sistemas operativos antiguos como Windows XP, Windows Vista o versiones de OS X y Linux antiguas no tendremos soporte de TRIM.
Esto implica que cuando queramos borrar archivos no se podrá completar el envío de dicho comando y los datos permanecerán en los sectores del disco, algo que tendrá una consecuencia importante a nivel de rendimiento ya que cuando queramos grabar nuevos datos en esos sectores habrá que realizar primero operaciones de borrado y luego de escritura.
No ocupe toda o casi toda su capacidad
De nuevo es una particularidad inherente al propio modo de funcionar que tienen los SSDs, y no es para nada complicado ni difícil de entender.
Este tipo de soluciones de almacenamiento actúan almacenando la información y los datos en bloques. Cuando tenemos mucho espacio libre tenemos muchos bloques libres, y puede llevar las operaciones de escritura con mayor celeridad.
Sin embargo cuando un SSD tiene poca capacidad de almacenamiento libre muchos de sus bloques están parcialmente ocupados, lo que significa que cuando vamos a realizar una operación de escritura tiene que leer el bloque parcialmente lleno en su caché, modificarlo con los nuevos datos que queremos grabar y devolverlo al disco.
Este proceso se repetirá con cada nueva operación que realicemos hasta que el disco se acabe quedando sin espacio, suponiendo una pérdida de rendimiento claro.
Lo ideal es no ocupar más del 75% de un SSD para conseguir el mejor equilibrio posible.
Sí necesitamos almacenar grandes cantidades de datos que van a estar durante un tiempo inactivos, como por ejemplo contenidos multimedia diversos, lo mejor es contar con un SSD como unidad principal y complementarlo con un disco duro externo, ya que son muy económicos y cumplen de maravilla para estos menesteres.
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