El está superando sus propios desafíos para volverse más atractivo de cara no sólo a los usuarios finales sino también a los proveedores de servicios y a los centros de datos que le dan vida.
Después de muchos años de crecimiento, los servicios en la nube están aquí para quedarse y ello ha obligado a los principales fabricantes tecnológicos a amoldar sus productos para que tengan cabida en este nuevo escenario de Cloud Computing. El caso de Intel no es ajeno a ello, ya que su negocio tradicional de procesadores se está viendo afectado por un mercado de PC en declive y la intensa competencia en el mundo móvil, con ARM y Qualcomm como rivales a batir. Por ello, Intel ha decidido reforzar su presencia hegemónica en el ámbito empresarial sumándose a los nuevos tiempos que marcan la nube. O mejor dicho, acelerándolos gracias a su tecnología. Como muestra de la decidida apuesta por la nube, Intel celebró la pasada semana su Cloud Day, una jornada en la que la firma identificó las principales barreras que las compañías encuentran a la hora de subirse a la nube, los retos de los centros de datos en esta nueva era y, por supuesto, ofreció las respuestas y visión de la nube del futuro a juicio de Intel. Uno de los principales retos de la nube es su agilidad y velocidad a la hora de procesar grandes cargas de trabajo. Para ello, Intel lanzó sus nuevos procesadores Intel Xeon E5 2600 v4 y nuevas unidades de almacenamiento sólido que, gracias a una nueva tecnología de Intel, pueden identificar y gestionar las cargas de trabajo de forma inteligente.
Diane Bryant, vicepresidenta senior y directora general del Data Center Group, resaltó que las nubes que se desplieguen en los próximos años serán hasta un 44% más rápidas, gracias a la implementación de la nueva generación de chips. Otro de los rasgos clave del Cloud Computing que se avecina es la capacidad de operar en diferentes entornos de nube, indistintamente de que se trate de servicios públicos o privados. No en vano, la complejidad y heterogeneidad son uno de los temas que más preocupan a los administradores de centros de datos cloud, así como a sus proveedores de tecnología. En ese sentido, Intel apuesta por la estandarización y el trabajo colaborativo de la industria TIC para que cualquier implementación, tanto de hardware como de soluciones, pueda ser realizada en menos tiempo y sin unas exigencias técnicas tan complicadas como las que actualmente ven los administradores de sistemas a diario.
MÁS SEGURIDAD
La seguridad también será representativa de los nuevos despliegues en la nube. La antaño debilidad del Cloud Computing pasará a ser una de sus virtudes en los próximos años. Para ello, las nuevas tecnologías de Intel pueden aislar determinadas cargas de trabajo y procesar hasta un 70% más rápido las tareas de encriptado de información. La compañía norteamericana ya trabaja con algunos clientes, como el popular servicio de televisión en streaming Netflix para cifrar todos sus datos de forma segura hasta el doble de rápido que con sus sistemas previos.
EVOLUCIÓN DE LAS REDES
El crecimiento y la consolidación de los servicios en la nube traerán cambios no sólo a los sistemas de procesamiento y almacenamiento, sino que también provocará una transformación sustancial de las redes y comunicaciones que enlazan los centros de datos donde se gestionan estos servicios con el usuario final.
No en vano, el Cloud supondrá el 83% de todo el tráfico de centros de datos global en 2019, mientras el Internet de las Cosas, otra de las tendencias de moda, contribuirá significativamente al crecimiento de la nube generando grandes volúmenes de datos (507,5 Zettabytes anuales en 2019), según un reciente estudio de Cisco.
Sandra Rivera, vicepresidenta y directora general del Network Platforms Group en Intel, explicó durante el Cloud Day que este nuevo escenario obligará a los proveedores de servicios a replantearse su estrategia de redes, desde la propia arquitectura de la misma, pasando por la cadena de valor, los procesos de negocio y la propia fuerza de trabajo.
Dentro de esta transformación, la virtualización de redes y las redes definidas por software cobran especialmente importancia, al permitir variar y gestionar las cargas de tráfico de forma más eficiente, rápida, ágil y escalable.
CONTROLAR EL RENDIMIENTO
Otro de los problemas que presentan los ecosistemas Cloud es lo difícil que puede ser, en ocasiones, analizar y medir el rendimiento de cada equipo dispuesto en el centro de datos. Y es que, al apostar principalmente por infraestructuras definidas por software para sustentar la nube, muchos parámetros de control quedan ocultos o difusos no sólo para los clientes finales sino para los propios administradores de sistemas.
A este respecto, Jonathan Donaldson, vicepresidente del Data Center Group y director general de la unidad de Infraestructuras definidas por software en Intel, explicó que la compañía norteamericana se está tomando muy en serio estas preocupaciones de la industria tecnológica, motivo por el que han creado una herramienta de código abierto, llamada SNAP, con la que poder aplicar inteligencia a las infraestructuras que soportan las nubes.
SNAP es un nuevo framework de telemetría que facilita la automatización de tareas, aporta visibilidad operativa y, en definitiva, permite al gestor del centro de datos «conocer realmente lo que pasa en nuestro CPD, de forma ágil, sencilla y open-source», concluyó Donaldson.
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