La Acer Predator 21 X es una laptop increíblemente pesada y cara: lleva dos tarjetas gráficas top, un procesador Intel Core i7 y 64 GB de RAM. Una pantalla de 21 pulgadas curvada, pesa unos nueve kilos y se entrega con una maleta con ruedas que no pasaría como equipaje de mano en el aeropuerto. Y todo por un precio equivalente al de un automóvil pequeño, de unos 10.000 euros.
Con este modelo, el fabricante quiere demostrar que es capaz de compactar en un dispositivo portátil una computadora de "gaming" de altísima gama. Pero pensar en sentarse con todo eso en un tren o en un café a jugar suena bastante improbable, entre otras cosas porque el teclado mecánico hace tanto ruido que el vecino puede quejarse.
En resumen, se trata de una laptop exagerada desde todo punto de vista. Pero pese a ello, los videojuegos en dispositivos portátiles cada vez cobran más relevancia en el día a día. Según un estudio de la asociación tecnológica alemana Bitcom de agosto de 2016, las portátiles son la segunda plataforma preferida de juego, después del smartphone. La PC, aunque más barata y fácil de equipar, se ubica en tercer puesto.
Una laptop tiene sentido para aquellos jugadores que se van de fin de semana o personas que viajan mucho. Pero no son dispositivos que se puedan sacar en el autobús o el tren. Como alternativa existen laptops de 14 pulgadas que pesan unos dos kilos y son adecuadas, por tanto, también para trabajar, como la Gigabyte Aero 14.
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