Podríamos rastrear el origen de la robótica moderna hasta la mitología griega, cuando Hefesto, el dios del fuego y la forja, construyó autómatas para trabajar con él en su taller en el Olimpo. Volviendo a la tierra, Ctesibio, inventor y matemático griego, ya en el siglo III a.c. construía máquinas hidráulicas, como el primer reloj hidráulico de Alejandría y diversas criaturas como un búho mecánico impulsado hidráulicamente.
Con el paso del tiempo y el avance de la tecnología, estos autómatas puramente mecánicos, se han ido transformando en las máquinas mecatrónicas que son los robots que modernamente vemos.
Los robots de hoy en día cumplen funciones tan variadas como realizar una cirugía teleoperada (Sistema Quirúrgico Da Vinci: American Intuitive); recolectar y analizar muestras de terreno marciano (Curiosity Rover: NASA Mars Space Lab) o perseguir y analizar el núcleo de un cometa en su paso más cercano al sol (Sonda espacial Philae: ESA Rossetta Mission).
Los robots subacuáticos están monitoreando sitios de desastres nucleares, como Fukushima. En esta central nuclear, que ha sufrido el peor accidente nuclear desde el de Chernobyl, estos robots deben encontrar los restos de combustible en cada uno de los reactores, para completar la tarea de desmantelamiento de esta planta de energía nuclear.
Los robots industriales están evolucionando hacia una relación segura con los humanos. Los manipuladores de última tecnología usan técnicas de rigidez variable para asegurar que un contacto accidental con un humano no ocasione daños al humano ni al robot.
En Bolivia, a pesar de que se puede acceder a muchas herramientas robóticas, a nivel industrial nos quedamos un poco atrasados. Existen plantas modernas y automatizadas que van introduciendo robots en algunos procesos como el paletizado, pero lamentablemente son una minoría.
Pero no todos los robots cumplen tareas peligrosas para los humanos. Tenemos en nuestro medio una gran variedad de juguetes mecatrónicos, que además de recreativos son didácticos. Uno de los mejores ejemplos son los kits de robótica de LEGO, con los que el niño diseña su propio robot y lo programa de una manera individualizada. Estos kits son muy usados a nivel mundial para competencias y en nuestro país sirven para el desarrollo de las olimpiadas de robótica organizadas por el Ministerio de Educación.
Estas competencias de robótica se han generalizado en nuestro medio. Diversas instituciones las organizan a lo largo del año, promoviendo el desarrollo de robots especializados para ciertas tareas no solo a nivel escolar sino también universitario. Esto no sería posible sin el acceso simple a la información que nos da el internet y las tendencias mundiales que buscan liberar el conocimiento tal como el movimiento de código abierto, que otorga libremente permiso para modificar y compartir el código, ya sea en software o hardware. Un ejemplo es el Arduino, que es una plataforma electrónica de prototipaje que permite al usuario programarla fácilmente, conectar de manera sencilla sensores y actuadores y comunicarse con una PC para intercambiar información.
En suma, la evolución de la robótica en el mundo y el acceso fácil a la información hacen que tengamos robots en todas partes. Lamentablemente aún nos falta automatizar bastante la Industria boliviana, pero toda la información que encontramos sin esfuerzo en internet facilita a muy temprana edad la familiarización con las nuevas tecnologías.
Lo que necesitamos hacer es fortalecer la curiosidad innata de nuestros niños por la tecnología y darles los fundamentos científicos para que no sean simples usuarios o usuarios superficiales, sino que sean creadores de nueva tecnología.
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