Las nuevas tecnologías ingresaron a Bolivia con gran influencia y dominio en la vida de las personas, que en muchos casos se está convirtiendo en una adicción, además de provocar dependencia consciente o inconsciente, lo que refleja que aún no tenemos una educación tecnológica.
Las nuevas tecnologías han incorporado innumerables ventajas en nuestra vida diaria, en el trabajo y otras actividades, pero no se puede negar que también han traído consigo nuevas patologías, que no fueron previstas por los inventores de esos descubrimientos.
Los hombres de ciencia en el momento de crear y proponer sus hallazgos no tomaron en cuenta sus efectos negativos en las personas. “Ellos venden y punto”, sostuvo el psicólogo Ramiro Fuentes, Jefe de la División de salud de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
En su opinión los avances tecnológicos han traído consigo nuevas enfermedades, con tendencia a que se vuelvan crónicas, pues quienes inventaron estos aparatos están expuestos a una demanda por daños y perjuicios, por no haber advertido de estos daños mentales a los seres humanos.
Hemos llegado a interrumpir nuestra vida –dijo– al contestar el celular, observar de reojo el whatsapp o Facebook. Adiestrados por la tecnología, los sonidos y las vibraciones que emiten los aparatos han logrado hacernos dependientes. El celular ahora tiene licencia para invadir nuestro cerebro y nuestras actividades.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) una adicción es una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación.
Señala que una de cada cuatro personas sufre trastornos de conducta vinculados con las nuevas tecnologías. Se calcula que entre un 6 y un 9 por ciento de los usuarios habituales de internet podría haber desarrollado algún comportamiento adictivo.
En esa línea las Tecnologías de la Información y la Comunicación, (TIC) han logrado convertirse en medios tan necesarios que han superado su uso racional, al haberse encontrado en la actitud de las personas un empleo compulsivo y desorganizado de estas tecnologías.
USO DE TECNOLOGÍAS
Una encuesta aplicada a una muestra de 300 personas en la ciudad de La Paz, realizada por el diario Online Panbolivia.com, reveló que un 98,2% de las personas tiene un televisor, el 97,3% un celular o un móvil y el 72,4% tiene acceso al internet.
De esta población el 81,1% acceden a las redes sociales, de las cuales los jóvenes de 15 a 30 años de edad son los más participativos (91,3%), con una proyección ascendente.
HIGIENE TECNOLÓGICA
De acuerdo con la psicóloga María Antonieta Palacios, se presenta la necesidad de pensar en un plan que gestione una “higiene tecnológica”, con la finalidad de realizar una desconexión controlada de los dispositivos móviles.
“La tecnología comporta grandes ventajas, pero puede provocar también un estado de alerta permanente, que repercuta en un aumento en los niveles de estrés, con sus negativas consecuencias sobre la salud y la vida personal”, indicó.
Para la experta mantener una “higiene tecnológica” implica establecer momentos controlados de conexión y específicos de desconexión en los que han destacado la necesidad de cultivar las relaciones “Off line”.
Esta iniciativa en definitiva busca controlar la nomofobia, definida como un concepto que expresa claramente el pánico a no disponer de un celular o teléfono móvil, refleja esa dependencia extrema de las personas.
“En la medida que las nuevas tecnologías invadieron nuestras vidas, de manera progresiva y silenciosa, irrumpieron nuestra privacidad y nuestras relaciones interpersonales cara a cara”, explicó.
EDUCACIÓN TECNOLÓGICA
Para la educadora Cecilia Romero la tecnología nos está ganando en nuestras formas de vida, razón por la que son necesarias una serie de recaudos o prevenciones de educación tecnológica en las familias bolivianas.
“Existe la necesidad de una autorregulación individual para controlar el placer mental inmediato y la tolerancia a la frustración. Es necesario que nuestra mente disponga del uso de las nuevas tecnologías y sus servicios para prevenir la dependencia”, dijo.
En opinión de la experta, las nuevas tecnologías representan para el adolescente una posibilidad de perderse en un mundo de fantasía para huir de la rutina cotidiana. De esta forma, se produce una paradoja, a través de las redes sociales y de Internet, los adolescentes no se muestran tal y como son en realidad, sino que muestran una imagen artificial de sí mismos (lo que muestra una baja autoestima).
“La revolución tecnológica afecta de lleno sobre todo a aquellos jóvenes que han nacido en la era virtual. Los adolescentes son los más vulnerables ante la adicción a las tecnologías”, sostuvo.
Los cambios físicos y psicológicos que se viven en la adolescencia –dijo– convierten al joven en una persona más vulnerable a nivel emocional. Por esta razón, el adolescente puede buscar en ciertos momentos la seguridad que le falta dentro de sí mismo en las tecnologías.
El entorno familiar también influye en los hábitos que adquiere un niño. Existen padres que olvidan que la televisión no es una niñera inofensiva que cuida de los niños, sino un entretenimiento que tiene que ser puntual y controlado por un adulto.
Por otra parte, en algunos casos, la adicción a las tecnologías puede estar causada por un problema previo que tiene que ser detectado. Por ejemplo, la falta de amigos y la soledad, puede llevar al joven a refugiarse en las tecnologías.
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