17 mayo 2018

Antes y después de 802.11ax

Alexandra Gates, Directora Senior de Marketing de Producto de Aerohive Networks explica por qué 802.11ax no solo es una mejora sino un punto de inflexión en comparación con 802.11ac.

A menudo, ofrecer una experiencia Wi-Fi de calidad puede parecer un viaje complejo a través de los cambiantes estándares de redes inalámbricas (WLAN) y las tecnologías emergentes, y la sempiterna promesa que el próximo estándar será “el bueno”.


El muy próximo estándar 802.11ax del IEEE ya no solo representa velocidad sino que resuelve algunos de los mayores retos de alta densidad y rendimiento – incrementando la capacidad por 4 y mejorando la eficiencia espectral para beneficiar tanto la banda de 2.4 GHz como la de 5 GHz.


La Wi-Fi se ha desarrollado y continuará desarrollándose y evolucionando para producir más ancho de banda para sus dispositivos. Su ancho de banda pronto será consumido; cuanto más haya, más consumirán. “La Necesidad de Velocidad” – resulta natural que la infraestructura subyacente tenga que adaptarse para soportar los cambios en el entorno laboral.

Echemos un breve vistazo a la historia de las redes inalámbricas (WLAN) y cómo el estándar ha cambiado a lo largo de los años. En 1999, se anunció la red inalámbrica como “algo deseable” con las ratificaciones de 802.11 a y b. Este estándar tenía velocidades muy bajas (hasta 11 Mbps) pero era suficiente porque no había muchos dispositivos de consumo y había muy pocos ordenadores portátiles.

En 2003, sin embargo, veían la luz algunos dispositivos móviles que utilizaban la Wi-Fi y los ordenadores portátiles se volvían más corrientes tanto para uso profesional como personal. Esto fue cuando se ratificó el 802.11g que ofrecía hasta 54 Mbps. Más adelante, en 2007, el nacimiento del smartphone se hizo realidad y junto a el vino la ratificación del 802.11n. Aunque 11n soportaba múltiples tasas de datos (velocidades), un punto clave era su capacidad para ofrecer 100 Mbps de capacidad “usable”, lo que era la velocidad cableada aceptada en aquel momento, colocando por primera vez a la red inalámbrica a la par con la red cableada.

El estándar “n” aportó también velocidades de procesamiento teóricas más rápidas de hasta 450 Mbps para Wi-Fi y soportaba dispositivos tanto de 2.4 GHz como de 5 GHz. Hoy en día, los dispositivos inteligentes son lo suficientemente robustos como para sustituir las tecnologías de ordenadores portátiles más costosas y por lo tanto, la red inalámbrica ha tenido que ponerse al día. Allí es donde llegamos al ámbito de 802.11ac. 802.11ac es la tecnología inalámbrica que teóricamente nos lleva a la era de la Gigabit Wi-Fi y también nos hizo la promesa de una comunicación multiusuario simultánea.

Sin embargo, es importante notar que el mero hecho de aportar una tecnología más rápida no es forzosamente suficiente y hace falta más planificación.

¿Cómo 802.11ax resuelve problemas corrientes de la Wi-Fi?

802.11n y 802.11ac han aportado grandes y nuevas tecnologías como las mejoras de capa PHY y MAC que han ayudado a alcanzar mayores tasas de datos. En esencia, hemos construido autopistas más grandes y coches más rápidos.

Pero esto planteó algunos problemas. Los problemas a los que se enfrentan los sistemas Wi-Fi de próxima generación incluyen la degradación en la eficiencia del sistema debido a despliegues densos y al tráfico de red con una predominancia de pequeñas tramas de datos (por ejemplo Voice-over-Wi.Fi). Con un número siempre creciente de dispositivos que utilizan la Wi-Fi junto con la emergencia de IoT, las redes Wi-Fi necesitan hacer un mejor trabajo a la hora de gestionar entornos de clientes densos, un mayor tráfico de datos, y un mix diverso de aplicaciones y servicios con requisitos de calidad de servicio (QoS) diferentes.

Tal y como lo hemos comentado, en el pasado, la evolución de la Wi-Fi se centraba principalmente en alcanzar mayores picos de velocidad (teóricos). Sin embargo, en el mundo real, con muchos usuarios y necesidades diversas, una red tiene que ser diseñada y medida según la experiencia del usuario. El problema no es lo rápido que la Wi-Fi puede ir, sino si la red Wi-Fi tiene la suficiente capacidad para manejar la creciente demanda de volumen y diversidad de dispositivos y servicios conectados.

802.11ax aporta un cambio radical en comparación con las mejoras de rendimiento anteriores de 802.11. Incluso el título de las enmiendas lo dice ya que emplea el término Alta Eficiencia, mientras que las anteriores mejoras se identificaban como Alta Capacidad. Estos nuevos cambios mejoran la manera en que la redes Wi-Fi funcionan aprovechando la tecnología que mejora sustancialmente la capacidad, ofrece una mejor cobertura e incluso reduce la congestión, lo que da como resultado una mejor experiencia de usuario. Se trata de Wi-Fi para el mundo real.

Los estándares y especificaciones 802.11ax están diseñadas para adaptar la Wi-Fi a escenarios de usos densos, con el potencial para docenas de dispositivos que se comunican simultáneamente con cada radio del punto de acceso. Utilizando técnicas Wi-Fi probadas e innovaciones del mundo celular, el estándar 802.11ax está diseñado para incrementar la capacidad en hasta 4 veces, principalmente mejorando la eficiencia y no solo siendo más rápido. Esto ofrece beneficios en bandas tanto de 2.4 GHz como de 5 GHz en varios entornos: hogares, escuelas, empresas, hotspots, aeropuertos, entre otros.

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