Nota de Los Tiempos: La cuarentena pilló al comercio electrónico en Bolivia “en pañales”
Puedes descargar el Paper en: https://internetbolivia.org/file/2020/05/fd_economia-digital_final.pdf
La pandemia del coronavirus encontró al comercio electrónico en Bolivia “en pañales”, la cuarentena hizo sentir la necesidad de internet y la época era un buen pretexto para dar impulso a la economía digital. Sin embargo, de allí al repunte del e-commerce en el país queda aún mucho por avanzar.
En esa apreciación coinciden, por separado, los expertos en el tema Hugo Miranda y Marcelo Durán, el segundo con más optimismo que el primero.
Miranda parte del principio de que para impulsar la economía digital es inevitable hablar de un buen soporte de internet en el país, lo que no se ve en Bolivia, tampoco se ve una política clara en el Gobierno.
“Nos dicen que 10 millones de personas en el país tienen acceso a internet. Lo que no nos dicen es que sólo el 5 por ciento tiene acceso a internet ilimitado, que es la base para todo: teletrabajo, teleducación y economía digital. El 95 por ciento de la población tiene acceso a internet desde su celular, que no es suficiente para estos trabajos”, explica Miranda a tiempo de ejemplificar que en esta cuarentena se ha visto a mucha gente peregrinando por megas. Así, por ejemplo, sólo el 2 por ciento realiza transacciones bancarias vía online.
Para Durán, en tanto, ya habían algunos avances de “startups” que habían incursionado en este rumbo. “En lo que sí no estaban preparadas las empresas es en delivery”, indica.
Tanto Miranda como Durán coinciden en que el hito más representativo del avance de economía digital en el país fue Simple, la aplicación que permite pagar servicios con un sistema de QR.
Después de ello hubo muy poco. Miranda explica que las tarjetas de débito y de crédito no funcionan en Bolivia para el comercio online porque cobran un porcentaje, además de que las empresas vendedoras deben ser formales. “Eso impide que participen la tiendita del barrio o el taxista”. Por lo demás, hay ciudades en el país donde “ni los supermercados utilizan pagos por internet”.
Otro dato, en Bolivia nacieron 152 “startups” con un promedio de vida de 26 meses, pero ninguna de ellas figura entre las aplicaciones más descargadas por los bolivianos, explica Miranda citando varias fuentes.
La mayoría de las “startups” van destinadas al fracaso.
“Esa situación es muy triste. El año pasado se trataba de hacer una ley de ‘startups’ en el país, pero ante este panorama creo que la ley estaba demás”, lamenta Miranda.
¿La demanda en la pandemia? Una empresa muy reconocida de delivery indicaba que sus pedidos habían crecido en apenas 10 por ciento, concluye el experto.
Oportunidad perdida o inicio de una nueva era
¿La cuarentena será una oportunidad para catapultar el comercio electrónico? Hugo Miranda es pesimista en este sentido. El Gobierno habla de teleducación y teletrabajo, pero no pone los medios.
Ya se puede pagar servicios básicos, como luz, agua y teléfono de manera virtual, pero igual la gente tiene que acudir a estas oficinas a recoger su factura, pues ésta no se la extiende de manera electrónica. Por si fuera poco, Impuestos Internos suspendió su sistema de facturación electrónica, que tenía previsto comenzar en junio, justamente porque no están dados los medios. Para colmo, las telefónicas comienzan a subir las tarifas por el consumo de internet.
“El Gobierno podía haber tomado acciones, políticas con bancos y con las empresas de servicios, pero nada de esto hubo en 60 días. La cuarentena ya se levanta. Yo creo que cuando ello ocurra la gente va a volver a las calles otra vez a comprar en efectivo. Hemos perdido una buena oportunidad”, dice.
Marcelo Durán, en cambio, considera que la cuarentena ha sido una etapa de aprendizaje. “Hemos dado pasos grandes, ahora hay que expandir el proyecto. Soy optimista en ello, tengo fe en la reinvención”, dice.
Durán evalúa que sólo falta educación digital y hábitos de consumo de la gente.
“Falta el salto a la legalización, institucionalización y educación digital para la gente”, concluye.
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